Las estaciones se conectan entre sí para hablarnos en su lenguaje natural.
Transitar cada una de ellas, nos abre un abanico de situaciones.
En cada una, casi a modo de misiones interrelacionadas, debemos enfrentarnos a ellas.
El aprendizaje en cada una, es lo que multiplicará nuestra experiencia.
Lo que hemos aprendido, tan sólo es una muestra; unos pocos capítulos en lo que ya es el libro de nuestra vida.
La naturaleza, se nos presenta en la vida, para darnos su mensaje.
Lo material, tiene su propio precio, pero en lo natural, encontramos el valor más preciado.
Si tan sólo nos sentáramos a contemplar lo que nos rodea.
Si escucháramos la gran y sabia voz interna.
Si abriéramos el corazón para darle la bienvenida a los nuevos sentimientos.
Si nos ponemos cómodos, no por comodidad, sino para sentir todo lo que el silencio nos puede enseñar.
La relajación llega en el momento ideal para darle un nuevo rumbo a nuestra vida.
Revaluar las opciones hasta encontrar la que más intensidad nos provoque.
Llegarán, de la mano de la pasión por todo lo que hagamos.
Y el amor, ese que siempre está tan al alcance y pocas veces lo sabemos abrazar con humildad.
Todo se vuelve a conectar para hablarnos, para darnos una clase maestra.
El arcoíris une sus colores, que son mensajes especiales en clave para armar a gusto personal.
Sentarse, para juntar fuerzas para el camino que viene.
Expandir las emociones, para tener una vida siempre en positivo.
MARIANO SANTORO