Debe haber sido por todo lo que tuve que pasar desde niño, que siempre sentí la necesidad de expresarme.
No me gusta el lugar de víctima, sólo sé que pude aprender a atravesar cada momento y eso sería un pilar de mi fortaleza.
Aprendí a callar bastantes veces y en varias, creo que estuve bien.
Los silencios fueron de palabra, pero nunca mentales.
Los pensamientos han estado para ser evaluados.
Las canciones me supieron guiar para comunicarme mejor.
Principalmente, aprendí a hablar conmigo.
Conocerme de todas las maneras posibles.
Descubriendo lo que había en mi interior.
Y la portada del libro de la vida, la he mejorado a través de los años.
Las páginas se fueron sumando y crecieron, como aumentaron mis sentimientos.
Deportista mental, en el que pude descifrar algunos enigmas de lo cotidiano.
El corazón ajeno, siempre ha sido un desafío.
Llegar a ser parte y hacerme un lugar en el que me valoren, no ha sido fácil.
Logré hacer muchas y buenas amistades.
Logré mantener la humildad para permitirme seguir siendo un buen alumno.
Y me fui haciendo amigo de los libros, de investigar esas historias.
Y al sentir que tenía mucho por decir, me puse en protagonista.
La montaña de saber sigue creciendo, porque amo escribir y doy gracias por la inspiración divina.
MARIANO SANTORO