El invierno ya había dado su presente y sabíamos que era necesario una conversación.
Nos quedaron pendientes algunas cosas por decir y también por sentir.
El calorcito de la taza, erróneamente abrigaba alguna de las emociones.
Y no era suficiente.
En ese anhelo de querer siempre más, estaba a la espera.
Y el aroma estaba en el aire; eso perdura porque le he sabido dar un valor especial.
La mesada casi fría jugaba con la taza y las luces, hacían sombras que daban mensajes.
Pero no había ninguna voz cerca.
Los llamados ya quedaron muy atrás y en esta modernidad que transmite audios, son pequeñas dosis cuando se necesita la presencia.
Todo parece poco, porque vos sos mucho.
Y no es cuestión de alabarte, sino de sinceridad.
Las figuras que se proyectan en las paredes, quieren imitar tu silueta.
Pero sólo serán copias y ni siquiera están impresas.
Fotografías de un pasado que se frena llegar a este hoy.
Final de mes, final de ciclo.
Y las pruebas han sido demasiadas para probar nuestra estabilidad emocional.
Los golpes dejan huellas internas, pero en el exterior, sólo quiero sonreír.
Me sobran ganas y motivos.
Y tu bebida espirituosa, espera ser tomada por vos y yo, beber de tus labios.
MARIANO SANTORO