El viaje emocional, comienza y mi niño, es quien guía el camino.
El destino, es ir recorriendo aquellos lugares en donde me he sentido realmente feliz.
Recuerdo ese bajo de juguete azul y yo, sentado en ese banco de madera hecho por mi viejo.
Vivía en Olivos, andaba en carting y juntaba figuritas y en una de ellas, me salió la del arquero Miguel Ángel Santoro, obviamente que el siguiente paso, era hacerme "hincha" de ese equipo y ser Independiente en mi forma de ser.
Y la música, siempre ha estado a mi lado, literalmente, ya que en varias noches, una pequeña radio, era la que me hablaba para hacerme compañía.
Las melodías, lograban en mí, un efecto sanador, ya que no podía controlar el daño de alguna gente que varias veces querían molestar.
Pero aprendí a fortalecerme por dentro y eso es lo que me permitió salir adelante, me ayudó a crecer.
Y lo que seguía a esos pasos, era creer en mí y en mis habilidades, mis dones, mis virtudes.
Y sabía que los valores humanos eran los pilares que mis padres me habían enseñado.
La humildad y el hecho de brindar mi mano a quien lo necesita, perdura en el tiempo.
Años después, el bajo se transformó en uno profesional y comencé a crear música.
El arte, fluía a través de mis dedos y la pasión, fue sumando el diseño, la escritura, la fotografía y la actuación.
La soledad, ha sido una buena amiga, la que me hizo comprender que es importante saber darle buen uso y el autoconocimiento, es inteligencia emocional.
He recorrido el barrio de mi infancia y hoy, puedo vivir en el que fui creciendo a todo nivel y me ha regalado hermosas amistades que están y saben extender sus manos para ayudar.
La mirada romántica y soñadora, está en mis genes.
Edificar una personalidad ha sido una interesante misión.
Inventar mis propios juegos y ser dueño de mis leyes, sabiendo respetar la de los demás.
Mi niño, está sentado junto a mí escribiendo y armando piezas del rompecabezas para formar nuevos proyectos.
Y el ajedrez emocional, me hace comprender que tengo que ser paciente, de rodearme de personas fieles y que con fe, Dios me ayudará a llegar a mis metas, sí, en plural; porque mientras haya sueños e ideales, los destinos se multiplican.
MARIANO SANTORO