Con los pensamientos y emociones despejadas, me dedico a mirar hacia arriba.
Deslumbrarme con cada pequeña pasajera nube que juega haciendo formas.
Con las estrellas que me guían y algunas se quedan un ratito para conversar.
Desde la tierra; siento que me voy elevando.
Como un árbol que crece en sabiduría y experiencia.
Que cada rama sabe que siempre tiene que acercarse a quien necesita un abrazo o una caricia.
Que la sabia naturaleza sabe teñir con los colores del alma, todo el cuerpo.
Y lo que emanamos, forma el mejor arcoíris.
La tonalidad del amor que acompaña desde la soledad.
Que desde su lugar, sabe caminar hacia lugares mentales.
Todo su tamaño, se construye desde la humildad del saber esperar.
El proceso y la esperanza de comprender que hay un tiempo para avanzar.
Que en esos centímetros hacia arriba, nos ayudan a sentir el cielo interno.
Amanecer y agradecer.
Crecer desde el placer de sentir que aún tenemos mucho para ofrecer.
El paisaje que nos viste con su mejor traje.
La alegría de sentir el beso de vida.
Desde la niñez en toda su trayectoria hacia la vejez.
Desde el amor, que es el mejor alimento para el corazón.
MARIANO SANTORO