Aparentemente, mi misión era estar ahí, en ese momento de mi vida.
El proceso de aprendizaje llegaría con el tiempo.
Cada ciclo tiene en un naturaleza una enseñanza.
El hilo conector me unió con la persona adecuada para compartirlo.
Esa bella cadena de eslabones que crece.
Una unión que puede tener límite, pero por alguna razón, estaba.
La prolongación de pensamientos que llegarán, será parte del juego.
La continuidad de mis pasos, lentos, pero firmes y seguro, me guiaban hacia el Océano.
El orden espiritual de fusionarme con mi energía y la externa.
Curso cada pisada como se cursa una materia, con intención de aprobarla.
La sucesión de segundos, contienen mensajes del destino.
La arena bien sabe que es amada.
El agua va y viene, juega, besa y se divierte.
Cada elemento tiene su deber y ocupa un lugar especial.
Pasó una década del seguimiento de esos pasos.
Una serie increíble de acontecimientos que hasta me superaron.
Pero con fe y perseverancia, los alcancé y yo también los pude superar.
En mi crecimiento mental y emocional, cerré lo que había que cerrar y abrí ese famoso portal para recibir más amor.
Todo es parte de una secuencia; el cuadro a cuadro de la vida.
MARIANO SANTORO