Vas viviendo tu vida con total normalidad. Te vas dando cuenta que sos una buena persona y que vas haciendo las cosas correctas. Te equivocás lo mínimo posible. Con el correr de los años, has aprendido a corregir errores, a ver las cosas de otro modo y te sentís bien con lo que hiciste hasta ahora.
Y llega un día que personas con un aura muy negativa se te empiezan a pegar; tu alma caritativa las aloja y se brinda completamente y ayuda es lo que más hacés por ellos.
Mucha gente está muy mal y no precisamente a nivel económico, sino mental. Fueron expuestos a situaciones tan extremas que no supieron como arreglarlas y continuaron así y llegan a vos. Das tu hombro, tu tiempo y hasta tu propio espacio.
Te frenan; tu reloj anímico sufre las consecuencias y te ves tambalear, casi desvanecer. Dudan de vos y si no estás a su lado, el maltrato se hace presente y te tiran abajo. Tu fortaleza es mucha, pero por momentos, el mal que te hacen al no valorarte a nivel humano, lo sufrís en carne propia y te afecta; porque todos somos parte de los exámenes diarios que nos depara la vida, pero nuestra tarea es estudiar y estar preparado a sortear esos obstáculos.
Insultando a los que nos rodean o ellos a nosotros, no se logra nada. Nos atrasan. Involucionamos.
Existe un camino y llegar hacia ese destino no es fácil. Mirando atrás no se avanza demasiado, pero es lo que recorrimos hasta hoy. Bueno o malo, pero fue tu vida y la viviste como pudiste. Sacrificaste cosas por lograr otras y aunque no fuiste bendecido con la enorme cantidad de sueños que te permitiste soñar; seguís, insistís y por encima de todo, tenés fe.
No atrases tu reloj emocional, el futuro te tiene preparado algo bueno.
Lo mejor aún está por venir.
MARIANO SANTORO