jueves, 6 de agosto de 2009

Mostrar la pureza que hay en vos

Todos venimos de fábrica con algunas similitudes y muy pocos, somos bendecidos con dones que quizás pasan muchos años hasta darnos cuenta que nos pueden ser útil. Cada día nos enfrentamos a personas con problemas; estamos en una situación muy difícil y a todos nos afecta; la gente ocasional que llega a nosotros, se aleja de una manera acelerada al saber que tenemos problemas y dramas como ellos; nadie se hace cargo, nadie comparte.
Ese hombro que alguna vez se ha dicho que podría servir para apoyar la cabeza de nuestro amigo que estaba pasando por un mal momento, ya no lo damos. Cada día damos menos de nosotros, porque nos sentimos débiles y hasta a nosotros mismos nos cuesta salir adelante.
La gente que pasó por nuestra infancia están en algún lugar y ellos, podrían ser los únicos que se preocupan por nuestro bienestar.
Los nuevos, en este mundo cada día más virtual, donde las relaciones tienen nuevas costumbres y vemos que puede ser una alternativa, al ver que nuestro círculo de amistades de antaño, se van, se casan, son padres, hacen su vida y cada vez, nos vemos rodeados, pero no de personas, sino de soledad, de tristeza, de angustia. Sensaciones y estados anímicos que son parte hasta de nuestra piel. La carne, tan golpeada y tan dolida ya no soporta mucho más.
Tenemos algo que es invalorable y está muy cerca; tanto, que muchas veces la obviamos. Usemos la sonrisa, mostremos que no solo dientes tenemos en nuestras bocas. Que aún quedan ganas y esperanzas de ser felices. De reír a carcajadas, de soltar esa alegría que acumulamos durante tanto tiempo. Nos hace bien. Al soltar cada risa, nuestro interior se llena de paz. Juntate con alguien que tenga onda. Permitite y date la oportunidad de reírte de lo que sea. Vas a ver que en muy poco tiempo, sentirás algo tan placentero en tu ser que tendrás ganas de contagiar esa alegría.
En estos tiempos de enfermedades novedosas, el poder contagiar paz y felicidad, es un don maravilloso y está en nosotros, no ser orgullosos y ofrecerlo a quien se nos acerca.
La amistad comienza con algo tan simple como una sonrisa y le sumamos confianza.
Tenés mucho por dar, ponete a hacer las tareas y regalá todo lo bueno que hay en vos.
MARIANO SANTORO