lunes, 12 de octubre de 2009

Cuando te fuiste

Y un día ya no estabas.
Muchas cosas pasaron por la mente, tratando de encontrar respuestas a preguntas que nacían de a miles por segundo.
Se cayeron las ilusiones. Un mundo soñado entre 2 se ha quedado huérfano.
Nada será de la misma manera. Me había vuelto insaciable al tenerte tan solo unas horas. Me conformaba con tan poco, porque sabía que había mucho más.
Pude abstenerme de tanta sed, ya que mi alimento serías tú.
Había mucho en común. Había y ya no lo hay.
Te busco y solo te veo en mis recuerdos. Esa distancia que pusiste me destrozó.
Siento que se puede seguir, pero se me hace muy difícil. Tuve algunos rastros de ti y se fueron desvaneciendo. Renacían pequeños detalles que me permitían creer que había una nueva chance. Y otra vez esa palabra en tiempo pasado.
Qué hacer ante tu negativa, ante tu partida?
Me recordarás?
Sufrirás como le he hecho yo?
Cuando te fuiste no pensé que era por siempre. Te saludé, te quise besar y me frené.
Un rato antes pensé en todo esto y me había dado cuenta que era un final.
Te amé y te besé sabiendo que era la última vez y daría mucho de mí, dejaría cosas, delirios, costumbres; con tal de saber que me estaba equivocando.
Mi mente y mis labios sabían la verdad. Nos alejábamos. Nos estábamos despidiendo y fue hermoso. Ha quedado un hermoso recuerdo.
Te fuiste alegre. La pasaste bien. Te ví bien. Y emprendiste el regreso a tu hogar y ese hogar no era el que pensamos para nuestro futuro. Era tu hogar, el que te ha dado tanto, bueno y malo.
Elegiste y hoy no estás a mi lado.
Cuando te fuiste, dejaste mucho más de lo que me habías dado.
Te recordaré siempre.
MARIANO SANTORO