miércoles, 1 de diciembre de 2010

Una vez no es suficiente

Una vez se nace.
Muchas veces abrimos los ojos.
Morir se muere una vez,
pero son muchas las que fallecemos de amor.
Una vez se va al colegio;
muchas más son las que se aprenden en la vida.
Una vez me permití conocer a alguien
y fue ahí donde me abrí y me mostré tal cual soy.
Un día supe lo que era querer;
muchas más, son las que supe lo que era extrañar.
Dejé lágrimas en varios rincones,
con varios sabores amargos.
Un día empecé a pensar mucho en una mujer
y esa noche no pude dormir.
Un día me di cuenta que me equivoqué
y di la cara y pedí perdón.
Mi realidad se transformó en un sueño.
Mis límites cambiaron.
Mis prejuicios se desvanecían.
Mi corazón latía con más fuerza, con más rapidez.
Y supe lo que era la angustia.
Sentí que me quebraba;
pero del otro lado tenía silencio.
Mi corazón gritaba y no tenía respuesta;
la caparazón se había roto.
El mundo seguía su rumbo,
pero yo estaba perdido; no tenía guía, no tenía mapa.
Volví a enfrentarme con la soledad
y me dijo que luche por lo que más deseaba.
Siempre dije lo que sentía.
Muchas veces hice lo que debía hacer.
He fallado, pero en el balance, mis disculpas me supieron dar ánimo.
Hoy llego hasta acá y no sé cómo seguir.
Miro a todos lados y no estás.
Pongo mi mano en mi pecho y aún no te fuiste de ahí.
Vives en mí y no puedo sacarte.
Perdón puede ser mucho más que una palabra
y más si la escuchás de mis labios.
Me equivoqué y siento haberme portado de manera extraña.
Una oportunidad es lo que pido;
yo daría miles, con tal de compartir mi vida con quien quiero.
Hoy siento una falta y estoy hablando de vos.
Volví a soñar, me ilusioné.
Crecí tanto que ya ni me conozco.
Daría muchas cosas por olvidar;
haría cualquier cosa por tenerte.
Mis delirios me hacen creer que volverás.
Mi locura es hacer lo que hice, sin saber que iba a perderte.
Te sigo llorando y esa maestra que tuve;
la que me enseñó lo qué es una familia,
la que me enseñó a que mi prioridad deben ser mis sentimientos y estar y dar todo a mi pareja;
esa maestra logró cambiar a este caprichoso alumno;
hoy quiere una nueva clase, hoy quiere mostrar lo que aprendió.
Una vez se comienza una pelea;
pero son muchas las ganas de arreglarlas y superarlas.
He cambiado mi cuerpo y podría cambiar mi imagen;
pero nunca cambiaría lo que siento.
Te nombro, ya que te escucho en cada latido.
Me siento incompleto sin saber de vos.
De cada pequeño momento,
tengo grandes recuerdos.
De cada encuentro,
tengo infinidad de besos.
Y sé muy bien que una vez no es suficiente,
para decirte que te quiero.
MARIANO SANTORO