Sentir. Sentimientos.
Una enorme mayoría de lo que vivimos diariamente se basa en el sentir.
Sentir un buen aroma de un rico desayuno.
Sentimos un perfume; un mimo, un beso.
Sentimos el calor del cuerpo y sentimos alegría.
Sentir es lo que nos provoca sensaciones de felicidad.
Aunque hay días en los que nos sentimos con el ánimo muy por debajo de lo que podemos soportar; también sentimos dolor físico o del que fuere.
Sentimos pena cuando alguien se aleja.
Pero en lo positivo está el mayor poder.
Sentimos, porque tenemos piel y porque nos gustan las experiencias fortificantes.
Sentimos pasión cuando tenemos a nuestro lado una persona que nos da todo su amor y le correspondemos de igual manera.
Sentimos el aire al salir a la calle. Cerramos los párpados por unos instantes, mientras estamos parados y percibimos una gran y hermosa energía.
Nos satisface sentirnos así: libres, felices, alegres por vivir cada día y por todo lo bueno que nos sucede.
Somos sensibles ante las necesidades propias y ajenas; ante las circunstancias que quizás no podemos solucionar a la brevedad.
El cuerpo manifiesta sensibilidad.
Cuando hacés las cosas con el corazón, te sentís diferente y lo sabés.
Sentís que estás haciendo las cosas bien y que aunque haya algunas pequeñeces que todavía no se cumplieron para tu vida, están próximas a hacerse real.
Sentíte feliz: porque tenés vida; porque tenés esperanzas; tenés un cuerpo que desea seguir sintiendo amor.
Tenés salud, tenés gente que te rodea que quiere seguir siendo parte de tu vida.
Y si estás sensible, sentate y sentí la sensación de los sentimientos sanos que son de salvación.
MARIANO SANTORO
Una enorme mayoría de lo que vivimos diariamente se basa en el sentir.
Sentir un buen aroma de un rico desayuno.
Sentimos un perfume; un mimo, un beso.
Sentimos el calor del cuerpo y sentimos alegría.
Sentir es lo que nos provoca sensaciones de felicidad.
Aunque hay días en los que nos sentimos con el ánimo muy por debajo de lo que podemos soportar; también sentimos dolor físico o del que fuere.
Sentimos pena cuando alguien se aleja.
Pero en lo positivo está el mayor poder.
Sentimos, porque tenemos piel y porque nos gustan las experiencias fortificantes.
Sentimos pasión cuando tenemos a nuestro lado una persona que nos da todo su amor y le correspondemos de igual manera.
Sentimos el aire al salir a la calle. Cerramos los párpados por unos instantes, mientras estamos parados y percibimos una gran y hermosa energía.
Nos satisface sentirnos así: libres, felices, alegres por vivir cada día y por todo lo bueno que nos sucede.
Somos sensibles ante las necesidades propias y ajenas; ante las circunstancias que quizás no podemos solucionar a la brevedad.
El cuerpo manifiesta sensibilidad.
Cuando hacés las cosas con el corazón, te sentís diferente y lo sabés.
Sentís que estás haciendo las cosas bien y que aunque haya algunas pequeñeces que todavía no se cumplieron para tu vida, están próximas a hacerse real.
Sentíte feliz: porque tenés vida; porque tenés esperanzas; tenés un cuerpo que desea seguir sintiendo amor.
Tenés salud, tenés gente que te rodea que quiere seguir siendo parte de tu vida.
Y si estás sensible, sentate y sentí la sensación de los sentimientos sanos que son de salvación.
MARIANO SANTORO