Una de las tareas más difíciles que nos pone el Destino es poder lograr unir nuestra vida a otro ser.
Durante el crecimiento experimentamos infinidad de situaciones que no son alentadoras para emprender semejante misión.
La decepción es una de las que están bien arriba en la lista.
El dolor interno llega a expandirse en todo nuestro cuerpo y se estanca en lugares clave, como el cerebro y eso nos hace pensar muchas veces antes de repetir una mala historia, aunque a veces, lo hagamos de manera inconsciente.
Ahí, es cuando juega la necesidad, la soledad ha tomado control y lidera la ansiedad y le damos permiso a hacer algo de manera impulsiva.
La rapidez, el apresurar lo que la vida nos da en pequeñas porciones no es sano.
Cada etapa debe ser vivida con los tiempos que marquen ambas personas; ningún tercero puede ordenar nada, ni obligar a hacer algo; solamente 2 personas saben muy bien lo que su cuerpo siente y se dejan llevar.
Cuando el cuerpo habla, cuando nace algo tan intenso y cada vez crece de manera agigantada, es que la atracción ya está instalada.
Cuando cerrás los ojos y podés notar que en tu rostro hay una sonrisa que abarca casi toda la cara.
Cuando una sensación de felicidad va llenando tu cuerpo y te sentís flotar.
Cuando sentís el roce de su mano; cuando su aroma ya es parte de tu piel y cuando tu piel tiembla por saber que esa sensación es de placer y de que todo lo malo ya ha quedado atrás.
Unir vidas y entrega absoluta, son las únicas condiciones de dejarse llevar por el corazón; cuando se hace todo sin límites; cuando se hace porque a vos te gusta recibir lo que das y eso te incentiva a dar cada vez más y la calidad supera a la cantidad; cuando te das cuenta que cada lágrima que quiere explotar y salir de tu cuerpo, es por la sensación de plenitud, de una inmensa felicidad y que ese camino en el cual caminaste hasta destrozarte las piernas, te brinda unos enormes brazos de amor; donde te cobijan, donde te dan la fuerza que ya habías perdido; como una especie de rejuvenecimiento del alma.
Eso es amor.
Cuando unís tu vida con otro ser, dejan de ser dos y mutan en uno, se funden; esas dos mitades con corazones partidos, logran comprender que esa otra mitad del corazón, estaba en el cuerpo de otro ser y mediante la unión, el orgullo y otras tantas cosas, solo son caprichos que se aislan para dejar paso a la vida.
A esa vida que eligieron para estar juntos!
MARIANO SANTORO
Durante el crecimiento experimentamos infinidad de situaciones que no son alentadoras para emprender semejante misión.
La decepción es una de las que están bien arriba en la lista.
El dolor interno llega a expandirse en todo nuestro cuerpo y se estanca en lugares clave, como el cerebro y eso nos hace pensar muchas veces antes de repetir una mala historia, aunque a veces, lo hagamos de manera inconsciente.
Ahí, es cuando juega la necesidad, la soledad ha tomado control y lidera la ansiedad y le damos permiso a hacer algo de manera impulsiva.
La rapidez, el apresurar lo que la vida nos da en pequeñas porciones no es sano.
Cada etapa debe ser vivida con los tiempos que marquen ambas personas; ningún tercero puede ordenar nada, ni obligar a hacer algo; solamente 2 personas saben muy bien lo que su cuerpo siente y se dejan llevar.
Cuando el cuerpo habla, cuando nace algo tan intenso y cada vez crece de manera agigantada, es que la atracción ya está instalada.
Cuando cerrás los ojos y podés notar que en tu rostro hay una sonrisa que abarca casi toda la cara.
Cuando una sensación de felicidad va llenando tu cuerpo y te sentís flotar.
Cuando sentís el roce de su mano; cuando su aroma ya es parte de tu piel y cuando tu piel tiembla por saber que esa sensación es de placer y de que todo lo malo ya ha quedado atrás.
Unir vidas y entrega absoluta, son las únicas condiciones de dejarse llevar por el corazón; cuando se hace todo sin límites; cuando se hace porque a vos te gusta recibir lo que das y eso te incentiva a dar cada vez más y la calidad supera a la cantidad; cuando te das cuenta que cada lágrima que quiere explotar y salir de tu cuerpo, es por la sensación de plenitud, de una inmensa felicidad y que ese camino en el cual caminaste hasta destrozarte las piernas, te brinda unos enormes brazos de amor; donde te cobijan, donde te dan la fuerza que ya habías perdido; como una especie de rejuvenecimiento del alma.
Eso es amor.
Cuando unís tu vida con otro ser, dejan de ser dos y mutan en uno, se funden; esas dos mitades con corazones partidos, logran comprender que esa otra mitad del corazón, estaba en el cuerpo de otro ser y mediante la unión, el orgullo y otras tantas cosas, solo son caprichos que se aislan para dejar paso a la vida.
A esa vida que eligieron para estar juntos!
MARIANO SANTORO