Alguna vez y en algún lugar, comenzaste a mirar todo lo que te rodeaba.
Veías cosas increíbles que te hacían feliz.
Fuiste creciendo y observabas cada día más.
Comenzaste a experimentar muchas sensaciones y se sumaron las emociones.
Conociste lo que era el querer y sentirte querida.
Te enteraste que existía el amor y que a la vez, se podía ser feliz.
Empezaste a buscar por todos los sitios posibles y no fue una tarea fácil.
Viviste y alguna que otra vez, sufriste; pero tu mirada seguía mirando hacia adelante.
En tu ser interior, siempre sentiste que había algo más.
Hubo momentos en los que el afuera te hizo daño y no lo podías creer.
Sí, afuera de nuestro ser suceden muchas cosas, pero nuestras ganas genuinas de crecer como personas y en todos los niveles, te dieron la inteligencia de aislarte.
Tu camino ya estaba bien visible y sabías muy bien con quién querías caminarlo.
Y como la vida tiene muchos misterios, te cubriste con un velo para no ver lo que te lastimaba.
Tu esencia y tus ideales, seguían firmes; aunque los demás querían verte tambalear.
No les diste el gusto y en vez de caer, te fortaleciste.
Transformaste lo negativo en positivo y en energía sana.
Solo veías lo que tu corazón quería ver.
Te encontraste con la pureza de la naturaleza.
Le diste más importancia a los valores con los que te críaste y los pusiste en un lugar seguro.
Un día te enteraste que los árboles, las plantas y las flores, nacían de una semilla.
Esa misma semilla la hiciste propia y en tí, fue creciendo un ser único con deseos inmensos de crecer y superarte.
La bondad ya estaba brotando de tí.
Sembraste en vos y los que te rodeaban cosechaban momentos increíbles.
Dios siempre estuvo a tu lado y cuando lo supiste, te alegraste y te sentiste protegida; ya nadie más te haría mal; tenías la seguridad de que todo lo que hacías, era porque alguien te guiaba a hacerlo.
Invertiste en vos y saliste ganando; porque te ves bien; porque tenés proyectos, planes y muchos deseos de lograr la eterna felicidad.
Y lo vas a lograr, por tu perseverancia.
Porque sos amor y das amor.
Porque sos una bella persona y la vida te premia.
Por esto y por mucho más, dejate sorprender.
Tenés un inmenso universo delante de tus ojos.
Sacate ese velo y disfrutá.
Yo te voy a acompañar en ese camino.
MARIANO SANTORO