Una de las grandes preguntas es saber cuál el sentido de la vida.
Y puede haber millones de supuestas respuestas a esa aparentemente simple pregunta.
Y la vida puede ser mucho más simple si se la disfruta, en vez de cuestionarla.
Todos los días se nos presentan cantidades enormes de interrogantes y por cada uno de ellos, tratamos de encontrar muchas respuestas.
Ahí es donde perdemos el rumbo, ya que si una pregunta, una duda o una consulta se nos presenta, no le sumemos más encima, sino que es necesario tranquilizarnos y ver de qué manera le encontramos una pronta solución.
Los caminos pueden ser larguísimos y las puertas que se nos pongan delante nuestro, pueden ser varias.
Si nos dejamos guiar por nuestro corazón, sabremos qué camino andar y qué puerta abrir.
Tengamos cuidado ya que en alguna de esas puertas que veamos, podría estar abierta y hasta quizás nos sintamos cómodos, pero lo que fácil viene, fácil se va.
Nada viene gratis en la vida.
Dios nos dio una hermosa experiencia por vivir y debemos transitarla de la mejor manera.
Siendo buenas personas y haciendo el bien cuando podamos.
La solidaridad debe ser una de las constantes en nuestra vida.
Solemos preguntarnos dónde está la respuesta a todo lo que nos sucede e inconscientemente queremos buscar algo que nosotros mismos inventamos.
No todo tiene que tener una respuesta y menos, en la inmediatez.
Las cosas suceden; muchas suelen tener algún motivo especial y hasta algún mensaje del destino, pero no podemos vivir preguntándonos ya que no siempre encontraremos lo que queremos.
Esa es otra de las cosas importantes que debemos saber; muchas veces esperamos una respuesta que ya la armamos en nuestra cabeza y estamos a la espera de que alguien nos la diga y si se puede, que nos diga las palabras que queremos escuchar.
Pero la vida tiene su propio lenguaje, sus propias palabras.
En cada pregunta que aparece, está en nosotros hacerla a un lado o tratar de encontrarle la solución y más, si es para mejorar nuestra calidad de ser humano.
Tratemos de no inundarnos con cuestionamientos, porque nos hacen daño.
Las respuestas, aparecerán cuando estemos preparados a todo nivel, para recibirla.
Saber escuchar y no solo con los oídos, sino con el cuerpo y con el alma.
Nuestro corazón y toda la pureza que Dios nos dio, tiene la respuesta a todo inconveniente que tengamos, pero lo encontraremos en la paz espiritual, sin nervios, sin conflictos.
En la más absoluta quietud, incluso la mental, está todo lo necesario para salir adelante.
Porque encontrar respuestas es seguir; es caminar y enfrentarnos al mundo maravilloso que tenemos por delante y se llama vida.
MARIANO SANTORO
Y puede haber millones de supuestas respuestas a esa aparentemente simple pregunta.
Y la vida puede ser mucho más simple si se la disfruta, en vez de cuestionarla.
Todos los días se nos presentan cantidades enormes de interrogantes y por cada uno de ellos, tratamos de encontrar muchas respuestas.
Ahí es donde perdemos el rumbo, ya que si una pregunta, una duda o una consulta se nos presenta, no le sumemos más encima, sino que es necesario tranquilizarnos y ver de qué manera le encontramos una pronta solución.
Los caminos pueden ser larguísimos y las puertas que se nos pongan delante nuestro, pueden ser varias.
Si nos dejamos guiar por nuestro corazón, sabremos qué camino andar y qué puerta abrir.
Tengamos cuidado ya que en alguna de esas puertas que veamos, podría estar abierta y hasta quizás nos sintamos cómodos, pero lo que fácil viene, fácil se va.
Nada viene gratis en la vida.
Dios nos dio una hermosa experiencia por vivir y debemos transitarla de la mejor manera.
Siendo buenas personas y haciendo el bien cuando podamos.
La solidaridad debe ser una de las constantes en nuestra vida.
Solemos preguntarnos dónde está la respuesta a todo lo que nos sucede e inconscientemente queremos buscar algo que nosotros mismos inventamos.
No todo tiene que tener una respuesta y menos, en la inmediatez.
Las cosas suceden; muchas suelen tener algún motivo especial y hasta algún mensaje del destino, pero no podemos vivir preguntándonos ya que no siempre encontraremos lo que queremos.
Esa es otra de las cosas importantes que debemos saber; muchas veces esperamos una respuesta que ya la armamos en nuestra cabeza y estamos a la espera de que alguien nos la diga y si se puede, que nos diga las palabras que queremos escuchar.
Pero la vida tiene su propio lenguaje, sus propias palabras.
En cada pregunta que aparece, está en nosotros hacerla a un lado o tratar de encontrarle la solución y más, si es para mejorar nuestra calidad de ser humano.
Tratemos de no inundarnos con cuestionamientos, porque nos hacen daño.
Las respuestas, aparecerán cuando estemos preparados a todo nivel, para recibirla.
Saber escuchar y no solo con los oídos, sino con el cuerpo y con el alma.
Nuestro corazón y toda la pureza que Dios nos dio, tiene la respuesta a todo inconveniente que tengamos, pero lo encontraremos en la paz espiritual, sin nervios, sin conflictos.
En la más absoluta quietud, incluso la mental, está todo lo necesario para salir adelante.
Porque encontrar respuestas es seguir; es caminar y enfrentarnos al mundo maravilloso que tenemos por delante y se llama vida.
MARIANO SANTORO