jueves, 5 de abril de 2012

La distancia

Cuánta es la distancia de saber que no estás a mi lado?
Cómo se puede medir lo que se siente?
Un banco de una plaza; un recuerdo de una tarde hermosa; una abuela viendo una pareja hermosa y un sueño que comienza a escribirse.
Cuántas veces me preguntaré dónde estás si sé que estás por siempre en mi corazón?
Cuántos estaciones, cuantos barrios habrá que recorrer para encontrarte en cada calle?
Esas calles que son mis venas, ya que siempre estarás en mí.
Todo lo que dí lo hice por un motivo y todo lo que haré, es porque lo siento.
Qué me importa si está mal repetir momentos, por más pequeños que sean; si esas horas se hicieron años de mi existencia.
Si en cada pregunta que hace la gente, pienso en tu mirada y me das las respuestas que necesito.
Cuántas años me hiciste crecer en tan pocas horas?
Cuánto tuve que caminar para saber dónde estaba parado?
Cuánto tuve que viajar para saber que adonde vaya, siempre te llevaré conmigo?
Hay días en que la soledad se puede contar en kilómetros.
Pero esa distancia que nos separa físicamente, nos acerca eternamente.
La vida nos da pruebas que debemos aprobar y la distancia es la que más nos cuesta y no queremos repetir.
Sabemos que a medida que nos vamos alejando y separando uno del otro, nos cuesta el doble volver al lugar en qué estábamos.
Hay momentos en los que olvido el tiempo que pasó, pero imagino el que pudimos haber pasado juntos.
Todo tiene su positivismo, todo tiene su cuota de amor.
En la distancia, nos encontramos.
En la separación, nos damos cuenta de lo que amamos.
Y todo lo que creímos perdido, es ganancia para la felicidad que nos está esperando.
Se abandona un camino para seguir otro.
Y el amor siempre viajará con nosotros; llevaremos recuerdos y montones de momentos.
Y nunca habrá soledad si nos tomamos un segundo para recordar el buen momento que vivimos y dimos amor.
En cada palabra, en cada acto y en cada sueño, puede estar la persona que queremos para nuestra vida.
La única distancia, está en meternos en nuestros sueños y hacerlos reales.
MARIANO SANTORO