Una silla vacía es lo que puede marcarte de por vida.
La tristeza de una cita que nunca llegó; el instante que decidiste que ya no querías estar más sola y te preocupaste por encontrar más soledades.
Cuando tu mejor recuerdo es la foto de un paisaje; la soledad ya está intalada en vos.
Las mochilas que supiste llenar y los armarios llenos de historias que ni siquiera duraron 2 capítulos.
Cuando las lágrimas ya son parte de una alegría ficticia y que en cada amanecer, sentís la pesadez de una jornada que te empuja más y más abajo.
La cantidad de porqués y de muchas preguntas que nunca tuvieron su respuesta, te llenan de dudas y de temores.
Supiste rodearte de otros que son más de lo mismo y tienen una vida paralela a la tuya, creíste encontrar oportunidad e igualdades y las coincidencias, terminaron de apagarte.
Complicaciones apiladas que hicieron de tu cercanía, una gran pared y perdiste la visión.
Los que querían sumarse a tu vida, restaban mucho más que tu precioso tiempo y te consumían la energía.
Y había llegado un momento en que la ciudad era tu desierto personal.
Rodeada de soledades.
Gente caminando en círculos sin encontrar su rumbo, sin poseer la brújula de sus propios latidos, ya que estos, perdieron el ritmo y la velocidad necesaria para motivarse.
Quejas que cuestionan la existencia y no es ni vivencia o experiencia; es la decadencia por no saber que al estar mal, obtendrás más malestar si es que no te permites mirar detenidamente esa salida que está encerrada en tu propio ser.
En la balanza de lo que viviste, pesa más lo que sufriste.
Eso no se llama vida, eso tiene un nombre muy negativo que no es necesario saber.
Y nadie nace con manual de instrucciones y menos, para ser feliz, que esa es la materia que a muchos les cuesta aprobar.
Y la aprobación principal viene de vos misma; de aceptarte, de quererte y valorarte.
Es importante que sepas que tenés una luz en tu interior que te protege y que si vivís una hermosa vida de realidad, esa luz hará que camines con tu sombra.
Nada más triste que una persona que ni siquiera la sigue una sombra.
Desde lo más alto del cielo, está Dios que hace foco en vos, que quiere iluminarte y solo necesita que le abras la puerta de tu corazón.
Ya no habrá más soledades, ni tristezas.
Una nueva vida estará por nacer.
Y la tuya, la que nacerá para salvarte de vos misma y de todo lo que creías insuperable.
Edificá tu ser, reciclá lo que considerás necesario; armá tu propio espacio, tu lugar en el mundo y llenalo con amor,
La fe, hace milagros y tenés que creer en vos.
Ese es el primer paso hacia el camino verdadero.
La tristeza de una cita que nunca llegó; el instante que decidiste que ya no querías estar más sola y te preocupaste por encontrar más soledades.
Cuando tu mejor recuerdo es la foto de un paisaje; la soledad ya está intalada en vos.
Las mochilas que supiste llenar y los armarios llenos de historias que ni siquiera duraron 2 capítulos.
Cuando las lágrimas ya son parte de una alegría ficticia y que en cada amanecer, sentís la pesadez de una jornada que te empuja más y más abajo.
La cantidad de porqués y de muchas preguntas que nunca tuvieron su respuesta, te llenan de dudas y de temores.
Supiste rodearte de otros que son más de lo mismo y tienen una vida paralela a la tuya, creíste encontrar oportunidad e igualdades y las coincidencias, terminaron de apagarte.
Complicaciones apiladas que hicieron de tu cercanía, una gran pared y perdiste la visión.
Los que querían sumarse a tu vida, restaban mucho más que tu precioso tiempo y te consumían la energía.
Y había llegado un momento en que la ciudad era tu desierto personal.
Rodeada de soledades.
Gente caminando en círculos sin encontrar su rumbo, sin poseer la brújula de sus propios latidos, ya que estos, perdieron el ritmo y la velocidad necesaria para motivarse.
Quejas que cuestionan la existencia y no es ni vivencia o experiencia; es la decadencia por no saber que al estar mal, obtendrás más malestar si es que no te permites mirar detenidamente esa salida que está encerrada en tu propio ser.
En la balanza de lo que viviste, pesa más lo que sufriste.
Eso no se llama vida, eso tiene un nombre muy negativo que no es necesario saber.
Y nadie nace con manual de instrucciones y menos, para ser feliz, que esa es la materia que a muchos les cuesta aprobar.
Y la aprobación principal viene de vos misma; de aceptarte, de quererte y valorarte.
Es importante que sepas que tenés una luz en tu interior que te protege y que si vivís una hermosa vida de realidad, esa luz hará que camines con tu sombra.
Nada más triste que una persona que ni siquiera la sigue una sombra.
Desde lo más alto del cielo, está Dios que hace foco en vos, que quiere iluminarte y solo necesita que le abras la puerta de tu corazón.
Ya no habrá más soledades, ni tristezas.
Una nueva vida estará por nacer.
Y la tuya, la que nacerá para salvarte de vos misma y de todo lo que creías insuperable.
Edificá tu ser, reciclá lo que considerás necesario; armá tu propio espacio, tu lugar en el mundo y llenalo con amor,
La fe, hace milagros y tenés que creer en vos.
Ese es el primer paso hacia el camino verdadero.
Y estarás rodeada de la mejor compañía.
MARIANO SANTORO
MARIANO SANTORO