El puente, nos sirve para trasladarnos de un punto hacia otro que está en nuestro horizonte.
Además, suelo utilizar el término "cruzar el puente" para abandonar el estado en el que uno está.
Las circunstancias cotidianas pueden hacernos perder el camino y hasta es probable que algunos planes, han sabido dejarnos buenos ejemplos de lo que ya no queremos en nuestra vida.
Un trabajo que ya no nos da placer, sino que sale forzado y por obligación.
Una pareja cada día más despareja en la que el silencio se apoderó y ya no hay diálogo.
Gente que en algún momento fue amiga y hoy, ya ni saben el significado de la lealtad y el compañerismo.
La transición no es una materia que nos hayan enseñado; por eso, es nuestra propia tarea, ver de qué forma podemos superarla y atravesarla.
La rutina y el estancamiento nos pudieron haber llevado al lugar donde hoy estamos parados.
Y ese, es tan sólo uno de muchos motivos por el cual, hoy queremos cruzar el puente.
Y pasarlo, lleva su tiempo, porque mientras que avanzamos, tenemos el deber de ir soltando lo que nos dañó en algún momento.
Porque aprendimos cosas que no estaban en nuestros planes y sabemos que no los necesitamos, porque nuestra visión de un futuro, ha cambiado.
La perspectiva ya no es la misma o la deseada.
Cruzar el puente, implica dejar, soltar y hasta abandonar costumbres y rituales.
No hay que temer por lo que se pueda encontrar del otro lado, porque igual, estaremos encontrando y no buscando, porque no es necesario buscar más.
La solución, está en nosotros y a cada paso que demos al cruzar el puente, nuestra mente se despejará y el corazón, tendrá nuevos deseos de querer amar y ser amado como nos merecemos.
Hemos querido tantas cosas para lo que en algún momento llamamos futuro y en este presente, lo que más queremos es que sea parte de nuestro pasado y olvidarlo.
Los golpes, han sabido dejarnos enseñanzas y valorarnos, ya se transformó en una prioridad.
Visualicemos nuestra meta y sumemos una misión.
Perfeccionemos la idea de qué es el destino.
Escuchemos las palabras que nos dice el alma y sintamos en todo nuestro ser, qué queremos cambiar.
Modificar algunos puntos que no hacen una línea.
Pensamientos que nublan las ventanas del alma.
Miremos sin buscar.
Observemos que por delante, hay un camino, hay que cruzar ese puente para alejarnos de lo ya vivido y de lo negativo.
Ambos lados de un puente, son los polos y siempre, debemos ir hacia el positivo; caminar para sumar.
Avanzar hacia lo que nuestra mente hoy tiene por certeza.
Los susurros que empezamos a oír y percibimos que nos ayudarán a olvidar y superar.
Cruzar el puente, es aprender a amarte y darte cuenta que siempre, hay algo mejor y que todo lo que hayamos vivido, tuvo su fin; por eso, hoy necesitamos de un nuevo comienzo.
MARIANO SANTORO
Además, suelo utilizar el término "cruzar el puente" para abandonar el estado en el que uno está.
Las circunstancias cotidianas pueden hacernos perder el camino y hasta es probable que algunos planes, han sabido dejarnos buenos ejemplos de lo que ya no queremos en nuestra vida.
Un trabajo que ya no nos da placer, sino que sale forzado y por obligación.
Una pareja cada día más despareja en la que el silencio se apoderó y ya no hay diálogo.
Gente que en algún momento fue amiga y hoy, ya ni saben el significado de la lealtad y el compañerismo.
La transición no es una materia que nos hayan enseñado; por eso, es nuestra propia tarea, ver de qué forma podemos superarla y atravesarla.
La rutina y el estancamiento nos pudieron haber llevado al lugar donde hoy estamos parados.
Y ese, es tan sólo uno de muchos motivos por el cual, hoy queremos cruzar el puente.
Y pasarlo, lleva su tiempo, porque mientras que avanzamos, tenemos el deber de ir soltando lo que nos dañó en algún momento.
Porque aprendimos cosas que no estaban en nuestros planes y sabemos que no los necesitamos, porque nuestra visión de un futuro, ha cambiado.
La perspectiva ya no es la misma o la deseada.
Cruzar el puente, implica dejar, soltar y hasta abandonar costumbres y rituales.
No hay que temer por lo que se pueda encontrar del otro lado, porque igual, estaremos encontrando y no buscando, porque no es necesario buscar más.
La solución, está en nosotros y a cada paso que demos al cruzar el puente, nuestra mente se despejará y el corazón, tendrá nuevos deseos de querer amar y ser amado como nos merecemos.
Hemos querido tantas cosas para lo que en algún momento llamamos futuro y en este presente, lo que más queremos es que sea parte de nuestro pasado y olvidarlo.
Los golpes, han sabido dejarnos enseñanzas y valorarnos, ya se transformó en una prioridad.
Visualicemos nuestra meta y sumemos una misión.
Perfeccionemos la idea de qué es el destino.
Escuchemos las palabras que nos dice el alma y sintamos en todo nuestro ser, qué queremos cambiar.
Modificar algunos puntos que no hacen una línea.
Pensamientos que nublan las ventanas del alma.
Miremos sin buscar.
Observemos que por delante, hay un camino, hay que cruzar ese puente para alejarnos de lo ya vivido y de lo negativo.
Ambos lados de un puente, son los polos y siempre, debemos ir hacia el positivo; caminar para sumar.
Avanzar hacia lo que nuestra mente hoy tiene por certeza.
Los susurros que empezamos a oír y percibimos que nos ayudarán a olvidar y superar.
Cruzar el puente, es aprender a amarte y darte cuenta que siempre, hay algo mejor y que todo lo que hayamos vivido, tuvo su fin; por eso, hoy necesitamos de un nuevo comienzo.
MARIANO SANTORO