sábado, 28 de septiembre de 2013

Camino de vida

Al igual que cuando nos preparamos para ir a una fiesta o un evento muy especial; depende únicamente de nosotros.
Le sumamos el mejor estado anímico y comenzamos a buscar lo que nos vamos a poner; a ver qué elegimos para sentirnos bien, tanto sea por fuera, como internamente.
Esa elección, es absolutamente personal y no depende de nadie.
Y de esa manera, también vamos transitando, cumpliendo años, creciendo, conociéndonos más, para poder elegir nuestro camino de vida.
Ya aprendimos a alejarnos de lo que nos frenaba o nos apartaba de lo que habíamos elegido.
Ya nos dimos cuenta que no todo es perdurable y que las buenas amistades, estarán siempre, lo demás; es parte de seguir aprendiendo.

Ese camino de vida, el que lo imaginamos tantas veces y hoy, estamos en la entrada, es lo que nos da placer y una inmensa satisfacción de haber llegado.
Llegamos a la entrada y estamos parados mirando deslumbrados y sorprendidos.
De reojo, miramos hacia atrás y sabemos que fue un trayecto complicado y que por momentos, nos sentirmos perdidos, pero eso ya pasó, ya ha quedado en el pasado y hoy, está la puerta abierta de nuestro camino de vida.
Lo que esté por delante, será bien recibido, porque hemos aprendido las lecciones y sabemos muy bien lo que queremos para nuestra vida.

Hoy, estamos ante todo este esplendor e imaginariamente, unas escaleras y una alfombra que nos dan la bienvenida, que nos hacen sentir únicos y especiales.
Nos hacen sentir que todo lo que experimentamos, ha servido y hoy, llega lo que tanto anhelamos.
Cada temor que padecimos, nos ha paralizado durante algún tiempo.
Y también hubo mucho que nos ha frenado, porque liberamos las puertas de nuestra credibilidad y confianza y del otro lado, no la supieron entender.
Pero todo, todo eso que ya ha pasado, quedará ahí; no tenemos porqué traerlo al presente y menos, hacerlo parte de nuestro futuro.

Un verdadero camino de vida, es todo lo que queremos para ese destino elegido.
Ya no habrá más oscuridad, porque aprendimos a fortalecer nuestra luz interior y sumado al brillo eterno de nuestra fe, iluminará cada paso que demos.
Ya no tendremos que bajar más, porque nuestro destino nos marca el ascenso hacia un nivel superior.
Ya todo nuestro ser, estará dedicado y focalizado a este camino de vida, que Dios, nos ha puesto delante.
Y ojalá que estemos bien despiertos para poder seguir recibiendo todo lo mejor para nuestra vida.

MARIANO SANTORO