jueves, 13 de febrero de 2014

Desde el amor

Desde el amor, es donde mejor nos comunicamos con todos nuestros sentidos.
El amor es la llave que abre cada camino que se presente.
Es lo que nos transporta; lo que nos hace expresar el verdadero sentir, el de la esencia, el de nuestra luminosidad.
El amor es lo que alimenta nuestro ser y nos motiva a seguir queriendo y amando lo que hagamos, ya que cuando lo que hacemos sale desde el corazón, lo positivo es el reloj que marca cada paso a dar.
Desde el amor es cuando se obtiene una visión de serenidad en cada acto; incluso en el mayor acto que puede hacer el ser humano, que es exteriorizar lo que ama y lo demuestra naturalmente y sin temor a lo que suceda, ya que el amor que se expone es puro, como lo es el amor real y genuino.

Desde el amor que emanamos es cuando la paz llega y se suma al alimento necesario para una mejor calidad de vida y de amar.
La única cantidad importante es la de demostrar el amor que sentimos.
Una carta, una frase, un mensaje, un poema, una acción.
Una flor, algo hecho por nosotros, un libro, un paseo, una cena.
Un abrazo, una larga charla telefónica, compartir un secreto, festejar un logro, celebrar un sueño hecho realidad.
Un gesto, una palabra justa, una mirada cómplice.
Demostrar que pueden confiar en nosotros.
Desde el amor, es cuando mejor nos comportamos; porque vemos todo agradable y al manejarnos honesta y sinceramente, todo fluye con el poder del amor.

Esa gran fuerza con el poder de hacer que las personas mejoren y cambien sus actitudes.
El gran misterio que nos vuelve a la inocencia de la pureza.
Un espacio eterno para que nuestro niño interior juegue y ame todo lo que se acerque.
El mismo amor será el encargado de proteger a ese niño; porque el mundo es complicado, pero cuando nos dejamos guiar por el amor, los problemas se diluyen; lo malo, se va desvaneciendo y todo lo que intente hacernos mal, será alejado.
Desde el amor, la tristeza muta en alegría y el perdón está a nuestro alcance.
Desde el amor, el verdadero amor, nos limpiamos y sólo dejamos lo que embellece nuestro ser.

MARIANO SANTORO