lunes, 3 de febrero de 2014

Nuestro sol

Nuestro sol es lo que nos ilumina interiormente.
Es la mezcla del alma, con el corazón y la fe.
Nuestro sol es quien amanece y nos incentiva a vivir.
Ese sol que a veces se esconde, pero está en nuestro ser.
Todo lo que sea externo y oscuro, no llega a él.
En nuestro sol, viven las personas que amamos; las que nos acercan recuerdos bellos de una vida compartida.
Es ese mismo sol que nos alegra verlo y que nos hace sentir mejor; el que hace que nuestro espíritu se enaltezca.
El sol que nos ayuda cuando tenemos momentos delicados.
Ese sol hermoso que vemos en un atardecer cuando se va despidiendo hasta el siguiente día; que da paso a la noche pero sin dejar de cuidarnos.

Cada día tenemos la oportunidad de observar cuando se van mezclando todos los elementos, con las virtudes, con los valores humanos y con la fe.
Ese eterno instante que congela la sabiduría de la vida y que no alienta a seguir; porque el fuego nos abrigará y el viento nos empujará para caminar, en la misma tierra que elegimos vivir y con la gran energía del agua necesaria.
Nuestro sol es parte del cielo que nos asombra y que protege a esas personas en la que tienen como misión, guiarnos.
Nuestro sol es quien nos despierta con sus rayos y nos hace levantar para disfrutar.
El esplendor de su belleza nos da el poder de sentirnos felices por tener esa riqueza viviendo en nosotros.

Cuando lo vemos ahí arriba es que nos sentimos elevados; ya que nuestro sol está en todos los lugares donde reina el amor y donde nuestros deseos de ser mejores se deleitan al saber que queremos crecer.
Y la tristeza que a veces se presenta y quiere controlarnos, es que el mismo sol la deja, para que confiemos en él y que está no solamente en un lugar físico, sino que pertenece a la grandeza de la vida.
Y los pequeños dolores que nos provoca alguna desilusión; también son parte del aprendizaje, porque la intensidad con la que el sol nos alumbra, hace que las mismas tinieblan le teman.
No hay temor si tenemos un poderoso sol en nosotros.
Y el corazón es quien lo mima y le da caricias.
Y el alma, se enorgullece de estar cerca.

Y la mente, es quien lo valora por toda la inmensidad.
Y nuestra visión es quien lo ve y quiere plasmarlo en fotos, ya que deseamos testimoniar la calidad de la belleza que nos ayuda a ser; porque ser, estar y sentir, son los mismos verbos que pertenecen a vivir.
Nuestro sol es parte de la nobleza de la humildad de los humanos.
El mágico astro eternamente celestial, tan cerca de Dios, tan cerca de lo que más queremos y necesitamos.
Nuestro sol tiene lo más importante en toda su magnitud y es la luz que brillará más allá de los tiempos humanos.
Esa luz que parpadea; la que nos guiña y nos dice que todo está bien, que confiemos y que descansemos, porque al día siguiente, ese mismo sol, estará con nosotros y en nosotros.

MARIANO SANTORO