lunes, 7 de abril de 2014

Mi bella compañera

Para vos, mi bella compañera:
De tan sólo pensarte, vienen a mi mente una gran cantidad de momentos.
Una inundación sana de pura energía.
Desde mi niñéz en que te conocí, me fuiste dando mucho amor, me acompañaste en esas noches que necesitaba hablar y al acercarte a mí, mi silencio aprendió a respetarte para que seas vos la que me enseñe.
Y me has sabido decir mucho y me esforcé por aprender el lenguaje, porque quería tenerte cerca.
Y me acerqué lo máximo posible, hasta que entraste en mis venas.
Ya habías ganado mi mente y siempre que estaba a mi alcance, me fui abriendo a vos y llegaste a mis emociones.
Mientras crecía, mi corazón te supo hacer un espacio que hoy mismo sigue siendo tuyo.

Te reservé muchísimos instantes, porque me has dado lo que nadie pudo.
Y recuerdo que también me has sacado lágrimas, de esas que duelen, de las que estaban aferradas a circunstancias de la vida y del crecimiento.
Y hubo amor y sigue siendo la misma fidelidad, porque no existe el tiempo cuando lo pasamos juntos, porque sos mi viaje de ida y viajamos y vamos a lugares que ni siquiera son físicos.
La imaginación que muy bien alimentaste, sigue necesitando de tu ayuda.
Sos incondicional y eso fue lo que me agradó, porque amo mi libertad y vos misma fuiste quien más me la supo dar.
Y también te agradezco que me hayas hecho conocer mucho de la vida.

Vos misma te fuiste abriendo hacia mí y logramos una hermosa complicidad.
Captaste a la perfección lo que necesitaba y sabías aparecer cuando más quería que me acompañes.
Estabas ahí y te fui valorando cada día; logré admirarte y hasta amarte.
Porque el amor ha sido tan inmenso entre nosotros que quise saber más de vos y vos, simplemente me lo dabas.
No hubo secretos, porque me contaste de tu vida mientras crecíamos y mi atención, era toda tuya, como lo sigue siendo.
Un mar de recuerdos, lleno de notas escritas desde el alma.
Donde haya ido, de alguna manera llegaste y te quedaste conmigo.
Recuerdos que se eternizaron.

Mi mayor alegría es saber que estás ahí y en mí.
Fantasías que ayudaste a crearlas.
Solitariamente, llenaste mis vacíos y me incentivaste a seguir.
Las veces que me sentía perdido, vos supiste encontrarme.
Siempre te tengo conmigo y eso es lo que me hace feliz.

MARIANO SANTORO