martes, 23 de septiembre de 2014

Después

Después te regalaré una flor; después te llamo.
Después te comento lo que me pasó; después lo hablamos.
Después arreglamos para vernos; después confirmamos el viaje.
Después prepararé la cena; después trataré de solucionar el problema.
Después me fijo lo que hiciste; después leo el poema que escribiste.
Después salimos a pasear; después pienso si estaré disponible.
Después te diré lo que tengo para decirte; después estaré con vos.
Y esos después, son espacios de tiempo que nunca llegan, que se quedan en el camino de la duda y hasta de la indiferencia.

Es el no valorar el presente y darnos cuenta que todo lo realmente importante transcurre hoy.
Esos después son silencios eternos que quedan acumulados en la esperanza del que sabe esperar.
Pero la ansiedad también se hace presente y ese después, no llega a conocerla, ya que uno se cansa, uno se agota.
Después lo hago; después estudiaré.
Después haré las compras; después te ayudaré.
Después le prestaré atención; después te escucharé.
Seguir estirando momentos no conducen a nada y el desierto se llena de palabras y hechos nunca hechos.
Y es una realidad que se transforma en ficción, que sólo sabe de posponer lo que no toma relevante en la inmediatez.

Y ya nada es respeto, cuando no se nos deja actuar y obrar.
Ya no servirán los después, porque las horas de impaciencia nos muestran que debemos hacernos valer.
Lo que sentimos es mostrarnos ahora; sin proyectar algo que creemos llegará alguna vez.
No existe un después te muestro mis sentimientos, un después te quiero.
El orgullo, el no decir, el callarse, la negación, el no reconocer, la soberbia; son grandes aliados del después.
Pero ninguno es amigo verdadero del alma.
Las posturas del después, son armaduras del capricho.
La dureza del después, es darse cuenta que nos usaron.

Y quizás en un futuro imaginario, en una falsa realidad, llegue ese después y ya ...
ya no puedas encontrarme para hacer lo que dejaste por ese después.
El mismo después del que hoy, me hago valer!

MARIANO SANTORO