Cuando se logra sentir de verdad por alguien; ese sentimiento perdura.
Y no importa la duración que haya tenido la relación, porque la huella ya se hizo parte de la piel y tiene un lugar en nuestros recuerdos.
Uno conoce a una persona y puede pensar que ella, es su mundo, su lugar soñado y encontrado.
En el planetamor, viven las mejores emociones y son las que nos han generado muchos momentos de felicidad.
Y hay un lado B; una parte que no se ve y es donde van lo que ya no queremos recordar, porque la vida también nos da golpes.
Pero mientras nos mantengamos en el lado positivo de este planetamor, disfrutaremos de cada instante y valoraremos los que vengan para sumar.
Muchas situaciones surgidas desde la sorpresa y lo inesperado, que son los que más nos agradan.
Lo que no estaba planeado, nos alegra y motiva.
Lo que no sabíamos que existía.
Lo que no nos trae dudas, sino que es todo emoción y nos mantiene atentos y despiertos.
Y en el planetamor, no hay espacio para el dolor.
Todo lo que llega, tiene el filtro necesario para que sea productivo.
A modo de semillas que se eligen los mejores frutos para esparcirlos a las buenas personas.
Y ese amor es alimento para el alma y para los que se sumen a nuestra vida.
Juntos, hacemos este planetamor y es el que queremos vivir.
Donde se graban eternamente los momentos que nos producen adrenalina.
Donde son bienvenidos los abrazos, los besos y caricias.
La dulzura es esperanza para facilitarnos las ganas de ser más honestos.
Inteligencia para jugar y luchar por esos mimos que nunca se olvidan.
Palabras que quieren responder la sabiduría de la ternura.
Y logran una unidad verdadera que al darla, regresa multiplicada.
Encadenando sentimientos sin dejar de ser libres.
Y se entrelazan los abrazos hasta sentir el alma.
Y cuando vemos de lo que está hecho este planetamor, confirmamos que lo que sentíamos y percibíamos en nuestros sueños secretos, hoy no temen salir a la luz para iluminar.
Y hay mucho por vivir y sentir.
Mucho por decir y las palabras sólo serán dichas en el lenguaje del amor.
Y es el que no falla, porque cuando ama, lo hace de verdad.
MARIANO SANTORO
Y no importa la duración que haya tenido la relación, porque la huella ya se hizo parte de la piel y tiene un lugar en nuestros recuerdos.
Uno conoce a una persona y puede pensar que ella, es su mundo, su lugar soñado y encontrado.
En el planetamor, viven las mejores emociones y son las que nos han generado muchos momentos de felicidad.
Y hay un lado B; una parte que no se ve y es donde van lo que ya no queremos recordar, porque la vida también nos da golpes.
Pero mientras nos mantengamos en el lado positivo de este planetamor, disfrutaremos de cada instante y valoraremos los que vengan para sumar.
Muchas situaciones surgidas desde la sorpresa y lo inesperado, que son los que más nos agradan.
Lo que no estaba planeado, nos alegra y motiva.
Lo que no sabíamos que existía.
Lo que no nos trae dudas, sino que es todo emoción y nos mantiene atentos y despiertos.
Y en el planetamor, no hay espacio para el dolor.
Todo lo que llega, tiene el filtro necesario para que sea productivo.
A modo de semillas que se eligen los mejores frutos para esparcirlos a las buenas personas.
Y ese amor es alimento para el alma y para los que se sumen a nuestra vida.
Juntos, hacemos este planetamor y es el que queremos vivir.
Donde se graban eternamente los momentos que nos producen adrenalina.
Donde son bienvenidos los abrazos, los besos y caricias.
La dulzura es esperanza para facilitarnos las ganas de ser más honestos.
Inteligencia para jugar y luchar por esos mimos que nunca se olvidan.
Palabras que quieren responder la sabiduría de la ternura.
Y logran una unidad verdadera que al darla, regresa multiplicada.
Encadenando sentimientos sin dejar de ser libres.
Y se entrelazan los abrazos hasta sentir el alma.
Y cuando vemos de lo que está hecho este planetamor, confirmamos que lo que sentíamos y percibíamos en nuestros sueños secretos, hoy no temen salir a la luz para iluminar.
Y hay mucho por vivir y sentir.
Mucho por decir y las palabras sólo serán dichas en el lenguaje del amor.
Y es el que no falla, porque cuando ama, lo hace de verdad.
MARIANO SANTORO