lunes, 24 de noviembre de 2014

Hacia la luz

La gran mayoría de las cosas que pasan en la vida, tienen 2 lados.
Y cuando en nuestro ser hemos decidido transitar por el camino correcto, nos dejamos guiar por el corazón y queremos ir hacia la luz.
Por dentro, ya está instalada la luminosidad divina que nos habla y dice la verdad.
A cada paso, descubrimos toda la inmensidad que tiene la vida.
La sorpresa llega como un suave viento en nuestro rostro.
Y nos seguimos maravillando.
Nos alegramos de saber que hay mucho por delante, porque ya nos acostumbramos a caminar.
Y el viaje se hace agradable, porque a cada instante, la felicidad nos acompaña.
Continuamos porque queremos crecer.
Sentimos que la vida nos tenía un bello presente y hoy, vamos rumbo a nuestro futuro.
El mismo que escribimos cada día y sumaremos todo lo que nos haga bien.
Y mientras avanzamos, sentimos la necesidad porque el cuerpo nos pide.
Y cada petición es crecimiento espiritual.
Hacia la luz voy y vamos, porque no soy sólo yo; sino que va toda mi vida conmigo.
Las personas que bien me acompañaron alguna vez y guardo los mejores recuerdos, están conmigo y a mi lado.
Y la intención no es vivir en el pasado, porque es el mismo que he vivido.
Y adoro develar misterios y dejarme invadir por la magia de los sueños.
Los mismos que me hacen compañía en cada noche, sabiendo que al amanecer, muchos de ellos tomarán forma.
Hacia la luz es lo que veo, porque miro mi interior y mi cuerpo transita desde la pequeñez, porque sé que hay algo muy grande que me espera.
Y la esperanza es también parte de la compañía, porque estoy rodeado de todo lo hermoso que conocí.
Y hacia allá voy, porque cuando opté por quedarme, escuché el mensaje correcto.
Y sentí porque percibí.
Pude intuir porque me dejé llevar por mi centro.
Y es el núcleo, el mismo que moviliza mi ser.
Hacia la luz estoy yendo, porque he dejado esas partes oscuras.
Y puedo ver mi sombra, compañera fiel que me muestra que puedo brillar y puedo dejar huellas.
Las que se ven y las que se sienten.
Y provoca tanto placer caminar que me dejo elevar.
Estoy tan cerca de lo que imaginé, pero sé que luego de ese lugar, habrá mucha más luz que me llevará hacia mi propia eternidad.
MARIANO SANTORO