martes, 24 de febrero de 2015

Abierto

Llega un momento en nuestras vidas, en los que vamos sumando prejuicios y no solemos ver que en realidad no es una suma, sino que es un freno.
Cuando nos liberamos de esos prejuicios, comenzamos a soltarnos y a disfrutar más de la vida.
Esa manía de poner límites en relación a las personas, categorizándolas, haciendo divisiones de personalidades o gustos es algo que nos cierra.
Y lo correcto es estar abierto.
Abierto a una serie de oportunidades que en su mayoría, nos sorprenderán.
Abierto de mente y a la vez, saber que todo eso que entrará, es positivo y nos beneficiará en nuestra vida.
Abierto a los sueños ajenos, porque podremos ayudarlos a hacerlos realidad, ya que eso es parte del compañerismo.
Abierto a los sentimientos, porque serán los mismos que nos den la fuerza para seguir en nuestro camino.
Abierto, como las puertas que aparecerán delante y ni siquiera necesitaremos la llave, porque el deseo es tan fuerte y poderoso, que las cruzaremos desde el amor verdadero.
Abierto a las emociones, que nos motivarán y crearán nuevos sueños y metas.
Abierto a sensaciones, que generarán una renovada energía.
Al estar abiertos, observamos la vida de otra manera y con nuestros propios colores intercambiándose con los de la naturaleza.
Abiertos de cuerpo y alma, con el corazón atento y listo para una cadena de felicidad.
Abierto a nuevos pensamientos, que irán modificando los que ya han tenido su vencimiento.
Abiertos y dispuestos a quebrar las estructuras que sólo nos dejan dureza.
Abiertos, sin caer en la fragilidad, sino que en cada acción, se fortalece todo el ser.
Al estar abiertos, dejaremos salir las mejores notas que harán música y junto a la correcta compañía, se logrará la más bella melodía.
Abiertos a decir que sí, cuando sale del corazón sin escalas.
Abiertos a seguir abriendo puertas y ventanas, cerraduras y candados, cajas fuerte y el corazón, con fuertes deseos de amar.
MARIANO SANTORO