En muchas de las noches que pasaste desvelada, yo estuve contigo; porque un día tomé la decisión correcta de hacerte entrar a mi vida.
Te he visto en diferentes situaciones; te vi crecer y también vi algunos de tus estancamientos.
No ha sido fácil verte así, pasando por situaciones que te hacían mal, pero mi distancia era correcta por no invadir.
Te he respetado tanto, que ni siquiera te hice el amor en sueños.
Porque lo mío va más allá de lo físico; pasa a un nivel eterno y más álmico.
Y aprendí mucho siendo tu espectador; porque eras como una gran pantalla donde se proyectaba muchas de las cosas que he querido y otras, que me enseñaban a alejarme de lo que dañaba.
Y por momentos, me iba, me escapaba para vivir mi protagonismo y he dado oportunidades, he regalado tiempo y otras, ese mismo tiempo lo he disfrutado.
Pero si el destino me diera a elegir, no dudes que la elegida serías vos, porque estar contigo, es potenciarme.
La comunicación ha sido un gran pilar en nuestras vidas; las experiencias y ese mágico juego del reencuentro.
La inocencia que se convirtió en mujer.
La timidez que se volvió hombre.
Estados emocionales de la vida que nos motivaron a continuar.
Casi como parte de un gran juego, nos conocimos y hoy, me encantaría seguir jugando contigo.
Donde las reglas sean ser parte del otro, acompañándonos, estando cuando hay que estar.
Y en algún momento veía que querías reflejarte en algún espejo y hasta te encontraste con vacíos que aumentaban la soledad.
Y la vida tiene tesoros guardados, secretos que son parte de esta maravillosa experiencia de vivir.
Y aún salgo para llenarme de naturaleza y encontrarme con la belleza de una flor.
Y hay veces en que mentalmente me armo un pequeño camino de perlas en el que transito con cuidado; en el que observo y sigo creyendo en mí y en la fe de que el amor es todopoderoso.
Contigo me he levantado varias veces, porque el amanecer es parte del ritual de tenerte en mis pensamientos, con los enormes deseos de que se hagan realidad.
MARIANO SANTORO