jueves, 23 de abril de 2015

Desnuda

Algunas veces pude haberte imaginado desnuda, porque habría querido conocerte y deslumbrarme. 
Pero llegue a la conclusión que no se trataba de vestimenta para poder llegar a vos, para verte desnuda.
Todo lo que en mi mente te habría quitado, no me hubiese permitido verte en toda tu totalidad.
Y un día, tan sólo sin planificarlo, quise verte de otra manera, libre de todo prejuicios y de todo lo que has vivido.
Y pude verte a través de la piel.
Ni siquiera necesité de la seductora oscuridad, porque vi una luz interior que me guiaba, ese brillo era el de verte en realidad, más allá de mis pensamientos.
Pensé en poesía, incluso en alguna canción, pero verte desnuda fue abrir la puerta a lo que jamás había soñado.
No creí que en algún sueño podría encontrar a alguien como vos.
Sentí que era como bañarme, pero que disfrutaba mucho más la lluvia natural en mi cuerpo.
Y tu cuerpo volvió a brillar cuando te vi desnuda.
Tu alma también lo estaba y la conexión encajó perfecto al unirme a vos.
Instantes antes de acercarme, se alejaron todos los temores y todos los frenos que alguna vez pude haber tenido.
Se liberaron todos los miedos posibles que un humano pueda tener.
Qué inocente es la persona que crea que sacando la ropa uno puede verte desnuda.
La vestimenta cubre mucho más que un cuerpo físico, porque cuando vemos más allá, se llega al núcleo.
Recuerdo que te pensé y te imaginé y hoy, estás, porque te tengo cerca, te veo desnuda.
Y tomo aliento para poder besarte, porque el lenguaje superó al de las palabras.
Desnuda te siento y me siento a contemplarte porque mi único deseo en este presente es amarte.
Y fusionamos, porque funcionó la conexión de almas y al ver tu desnudez, mi corazón se abrigó con todo tu ser.
MARIANO SANTORO