La realeza de la música, ha tenido uno de sus golpes más duros.
Desde hace poco más de 30 años, él, me acompaña.
Ha sabido estar en momentos que muchos no estuvieron; una gran y fiel compañía.
Este mismo blog que es de dominio público, está en un altísimo porcentaje escrito cor sus melodías.
Las canciones que marcan el ritmo de mis emociones y me guían a escribir y dejar testimonios que el corazón quiere expresar.
Hoy es una fecha que quedará grabada, casi tatuada; porque hay un antes y un después.
Y en este presente complicado a nivel sentimientos encontrados, hace que el dolor se manifieste.
Una herida que se abre al escuchar su nombre.
Ese nombre que alguna vez mutó a un símbolo.
Pasar a ser mucho más que un artista, sino un ícono, un referente, un guía influyente.
Nació para dejar huellas, las que hoy son parte de mi ser.
Nació para crear y creó un mundo donde vivir; su propio espacio creativo en donde dejaría fluir toda su inspiración.
Y la admiración se hace canción y van pasando títulos en mi mente.
Épocas diversas, sonidos diferentes, que sorprenden y se adelantan en el tiempo.
Un signo de los tiempos que muchos han tomado como estilo de vida.
Me has hecho viajar a través de lugares increíbles, llevando tan sólo el pasaporte lleno de esperanzas.
Y el recuerdo de haberte visto, de haberte escuchado, de haberme asombrado, siguen presentes.
Porque esa noche, luego ha sido día y en esa luz natural que tienen los seres luminosos, brillaste e hiciste que muchos otros brillen a tu lado.
Y la foto adjunta, es mucho más que una remera, es todo un símbolo.
MARIANO SANTORO