jueves, 29 de septiembre de 2016

Estación

Llegamos a la estación y es momento de detenerse y de disfrutar el paisaje.
Se hizo largo el trayecto, pero el viaje ha servido de mucho.
Cada estación tiene algo muy atrapante y tentador.
La fantasía que junto al deseo genuino de encontrar lo que alguna vez vimos y vivimos y verlo igual.
La remembranza de tiempos que ayudaron al crecimiento.
Y a la vez, la maravilla de sorprendernos al ver cosas nuevas.
Estar abiertos a lo nuevo, no sólo nos moderfniza o actualiza, sino que nos ayuda a ampliar el conocimiento.
Lo que alguna vez fue búsqueda, hoy directamente se encuentra y nos sorprende.
Hay antes y después, pero lo importante es el durante.
Hay lados buenos y malos y la verdad, está en saber reconocerlos a tiempo para sumarse al lado que nos hace bien.
La estación frena y llega para darnos mensajes.
Nuestra mirada tiene que comenzar a descifrar todo lo que llega, incluyendo los colores.
La tonalidad es lo que nos ayuda a estar mejores; sintonizando con el mundo y lo que nos rodea.
Saber caminar entre el medio de la vida es lo que nos ayuda a mantener el equilibrio de todo lo que entra y que a la vez, debemos saber qué y cuándo sacar.
Alejándonos del lugar de partida, nos permite avanzar y crecer, sabiendo que en cada nuevo lugar o los que alguna vez fueron parte de nosotros, nos fortalece.
Valorando lo que ya se ha ido y lo que hoy está, sin la ambición de querer sacar ventaja o ganancia.
La vida misma es la que se encarga de premiarnos y más, si transitamos el camino correcto.
Hoy estamos en la estación en el que el amor florece y circula en el aire.
La misma estación en la que el corazón nos habla y susurra que tiene muchas ganas de amar.
MARIANO SANTORO

miércoles, 28 de septiembre de 2016

La vida es ...

La vida es una secuencia de situaciones en las que somos los únicos y absolutos propietarios de lo que nos sucede.
Lo externo, sólo tiene validez cuando le damos importancia y lo anteponemos por sobre lo que realmente necesitamos para nuestra vida.
La gran experiencia de vivir es lo que nos motiva y no repetir historias pasadas, sino que se establece un nuevo ritual en la que la sorpresa es la que toma el primer lugar.
Lo más sorprendente es que podemos crecer a medida que vivimos; pero no sólo en edad, sino en la comprobación de que todo tiene un motivo.
La vida es encontrarnos a nosotros mismos y luego, al fortalecer nuestra autoestima y sentir que tenemos mucho amor para dar, encontrarnos en los demás.
Y en esa fantástica sumatoria de energía emocional, es cuando la alegría se hace un lugar que marca el rumbo a seguir.
Y la vida no tiene manuales, no tiene ni necesita un plano, sino que podríamos guiarnos a través de lo que nos dicta el corazón.
Y ese corazón, aunque con algunas pequeñas cicatrices, sabe que tiene la suficiente fuerza para amar con todo lo que eso significa.
Poder reflejarnos en los demás, nos ayuda a modificar lo que ya cumplió una etapa.
Y cuando nos tomamos un rato para admirar lo que hay más allá de nosotros, podemos observar el cielo.
Ese inmenso espacio en el que no importa si hay luna o sol, o estrellas o nubes, porque todo tiene su lugar en ese espacio/tiempo y cada uno tiene algo especial para ofrecernos.
Y nuestros sueños toman relevancia al hallarse en cada uno.
Miramos nuestros sueños, exteriorizándolos.
Los sacamos de la mente para verlos en un horizonte no muy lejano.
Y la fe aparece para motivarnos y confirmar que todo es posible.
Y el azar que también es parte de la vida, nos sitúa sentado junto a alguien en la que comenzamos a planificar.
Proyectos que nacen y se multiplican, que van creciendo en el interior sabiendo que no sólo alimentamos la fantasía, sino que la convertimos en real.
Y la vida puede ser una simple palabra, pero con un contenido extraordinario.
Porque ella, nos da la oportunidad de agradecer por amanecer cada día y disfrutar todo lo bello que tiene.
MARIANO SANTORO

martes, 27 de septiembre de 2016

Edificarte

Cada cuerpo ha sabido pelear cada batalla.
Luchar, ha sido una de las materias que lograste aprobar.
Enfrentar cada situación, es lo que nos hace más sabios.
Y en la práctica y continuidad de la ejercitación de lo aprendido, crecemos.
Y en nuestro cerebro, vamos acumulando cosas innecesarias.
No se debe tratar como un gran baúl, porque lo malo, contamina a todo lo que obtuvimos.
El esfuerzo alcanzado, nos lo tenemos bien merecido.
Y mientras crecemos, es obligatorio querernos.
No sólo depender de lo que venga del exterior, sino que es el momento en que debemos construir lo que queremos.
Edificarte, es saber elegir qué cimientos poner y de a poco, ir sumando los pisos.
Es hora de recuperar aquéllos sueños que se guardaron para tiempos mejores.
Y lo mejor, es vivir el presente, por eso es prioridad comenzar a subir.
Cada instante que se vive disfrutando, es sinónimo de crecimiento.
Y vamos limpiando lo que ya no tiene sentido y hasta quizás nunca lo tuvo, pero lo guardamos creyendo que algo cambiaría.
Y en ese trayecto, cambiamos nosotros; nos pusimos metas concretas sin que nadie nos impida avanzar.
Modificamos lo necesario porque también hemos sabido escuchar voces ajenas que nos quieren ver bien.
Los caprichos tuvieron su momento, pero hoy es el día para edificar.
Comenzar a trabajar en lo que realmente queremos y sentimos en nuestro ser.
La mirada está dirigida hacia el horizonte del amor y eso, es la mejor guía.
MARIANO SANTORO

domingo, 25 de septiembre de 2016

Foco

Es muy probable que durante toda nuestra existencia hayamos conocido muchos cristales.
Una gran cantidad de vidrios en diferentes tamaños.
Y en cada uno de ellos, hemos tenido una visión momentánea de lo que podíamos ver.
Sabemos que observar es más inteligente que simplemente mirar.
Y con todos los cristales, fuimos viendo y no todo ha sido agradable.
En los momentos cíclicos que también suelen ser normales, tuvimos situaciones especiales.
Y las distorsiones también llegaron para que las conozcamos.
Aunque muchas veces no las reconocíamos en el mismo instante y eso sirvió para aprender.
Cuando le damos más valor a lo que vivimos.
Cuando le ponemos nuestra energía a lo que realmente amamos.
Cuando sentimos que lo que sale de nosotros es altamente positivo.
Es recién ahí que nos focalizamos hacia una gran mejoría interior.
Focalizar lo que está en ese horizonte cercano y hacia allá caminamos.
Nuestra mano ya se ha amoldado a encontrar el punto exacto para visualizar lo que tanto anhelamos.
El corazón marca el ritmo y nos ayuda a encontrar lo que ya no buscamos.
Ya nos hicimos de ese objeto que nos ayuda a ver el foco preciso.
Y así, con nuestra mirada enfocada hacia los objetivos que salen desde lo más profundo.
Y valorando cada segundo, porque tal como una cámara, hay que saber aprender a detectar la exactitud del mensaje desde destino.
Y es otro de los sabios momentos de la vida en que nos deja libres para ser lo que queremos, pero teniendo en cuenta que lo primero, es agradecer por poder ver.
MARIANO SANTORO

viernes, 23 de septiembre de 2016

Luna perlada

La noche es la compañía que hoy comparte historias conmigo.
Hablamos como viejos amigos y compinches en el idioma sentimental.
Los recuerdos se intercalan con risas y algunos dejos de momentos que quisieron ser eternos y sólo pertenecen en la memoria.
La tonalidad nocturna se mezcla con la luz tenue del ambiente y todo, está musicalizado con el corazón.
Las preguntas aparecen y quedan en el aire, pendientes de respuestas que el presente ya no necesita develar.
La vida tiene situaciones en que si no sale lo que uno desea, es por algo especial.
Oír esas voces internas, es lo que nos permite crecer.
La circunferencia se torna plateada y no siempre, todo se tiene que cerrar.
Las vueltas de la vida, nos ayudan a encontrarnos con nosotros mismos.
La luna perlada es un instante magnífico en el que ese brillo, nos llena y alimenta.
Los mensajes a descifrar son parte del juego del destino.
Risas flotan en el ambiente y se confunden con la mirada del futuro que está esperando en la puerta.
La entrada está semiabierta, porque el corazón ya está listo.
La acción de amar, es una fantástica experiencia en donde multiplicamos lo que sentimos y con el sueño de poder recibir tan sólo una parte, porque la humildad está siempre a mano.
Y como manos del azar, a la espera no se le hace tarde, porque no hay un tiempo exacto para querer, sino que simplemente sucede.
Las ganas de jugar tienen verdades que salen desde el interior.
Cuando se ama, no se juega, pero sí que es casi un deporte en donde la creatividad juega un papel muy importante.
La luna perlada me observa, sabe escuchar mis susurros y tan sólo me guiña diciéndome que todo tiene un tiempo y que todo lo que hoy no es, puede transformarse.
Lo mejor que podemos hacer, es silenciarnos y envolvernos en el amor divino, porque él sabe que lo que realmente necesitemos, llegará a su debido tiempo.
MARIANO SANTORO

lunes, 19 de septiembre de 2016

Puente de vida

El viaje comienza en el mismo instante en que decidimos ir hacia nuestro destino.
El estancamiento ha sido parte de nuestro pasado y sirvió para darnos cuenta que la vida es mucho más que situaciones riesgosas.
Nuestro ser tiene mucho potencial si lo valorizamos y le damos a cada parte, una tarea por hacer.
Y es deber de toda nuestra totalidad como seres, el hacer bien las cosas.
Levantar la mirada y observar que el horizonte no es sólo un sueño.
Y comprobar que la oscuridad, sólo ha sido un mal sueño que ya tuvo su vencimiento.
Y comenzamos a caminar mientras los colores mutan, se mezclan y nos dan mensajes de esperanza.
Y es ahí en que realmente comprobamos que hemos emprendido el mejor viaje.
El puente de vida es hoy un presente que no tiene fin, mientras tengamos fe.
Transitar por nuestros propios sentimientos para revalorizar las emociones y darles el lugar especial que se merecen.
El puente de vida nos traslada, nos conduce.
Y si somos buenos pasajeros, el viaje se disfrutará lo suficiente para que avanzar, sea la tarea más satisfactoria que podamos lograr.
Puede que creamos que el camino ya está hecho, pero a cada paso, modificamos lo que ya no queremos en nuestra vida.
Ese camino se abre, porque la mente hoy está dispuesta a nuevas experiencias.
Las mismas que nos enriquecerán en la travesía.
El viaje lo hacemos solos, aunque pueden sumarse las personas que atraeremos con nuestra propia energía.
Los colores tomarán nuevas tonalidades ya que se guían por lo que vamos sintiendo en en mismo momento que avanzamos.
El puente de vida, nos ayuda a mejorar nuestra vida.
Y la alegría de saber que había vida más allá de lo vivido hasta hoy, nos ayuda a sentirnos protegidos por nuestro Dios.
MARIANO SANTORO

martes, 13 de septiembre de 2016

Arriba

Suelen ser muchas las jornadas en que sentimos que nos estamos por caer.
Los tropiezos se van acumulando y el cuerpo, sabe muy bien de qué se trata.
No es agradable la sensación de bajoneamiento y subir, es una tarea que a veces, la dejamos pasar.
Vernos casi rendidos, agobiados, cansados en todo el cuerpo.
Cansados, hasta de nuestros pensamientos.
Y esa fuerza contraria a nuestros deseos quiere hacerse cada vez más grande e intensa.
Y la oscuridad se aparece hasta en donde creíamos que estábamos bien.
La confusión está lista para hacer su trabajo.
Pero desde lo más profundo de lo que somos, renace el mayor poder de la esencia.
Tan sólo respiramos e inhalamos palabras que nos inspiran.
La fuerza motivadora para relajar el cuerpo y dejar que la mente se deslice tan suavemente, hasta nos haga sentir que estamos encaminados.
Y la fe se hace presente e internamente, se hace lenguaje y se pone firme ante las decisiones.
Toma la postura necesaria porque sabe que nuestro interior quiere expresar lo mejor del ser.
Y ese ser y estar, el sentir y el desear, el amar lo que viene, con los anhelos de la sorpresa.
Y la luz que fluye y abre caminos, abre espacios y la mente, vuelve a tomar los colores que durante tanto tiempo han servido como guía.
Rayos poderosos de luz que se materializan en brazos para ayudarnos.
Nuestra caída no ha sido lo que la mente quiso mentir, sino que son pruebas fuertes para hacernos saber que hay un potencial en el cual trabajar.
Y ahí es cuando nuestra mirada se alegra de observar.
Las propias paredes que edificamos, no significan nada, porque existe un arriba que nos está esperando para continuar viviendo, pero esta vez, con sentido de vida.
MARIANO SANTORO