Todo está en su lugar.
La mente ha sabido acomodar cada una de las emociones para que sienta que este es el lugar ideal para estar en este momento.
Las melodías son deliciosamente elegidas para acompañar este instante en el que me dejo llevar por la sorpresa.
Miro y observo, percibo y siento, disfruto y hasta puedo decir que gozo de estar acá.
Aunque la realidad me muestre que aún hay más por conocer, las situaciones vividas, son gratificantes.
Cuando uno se dedica a dejar salir mensajes y es el destino el que logra unir cada eslabón, la cadena solidaria es de inmensa alegría.
Un abrazo llega y se convierte en energía, que a su vez, ese otro lado, lugar o persona, se renovó y algo modificó instancias.
La maravillosa experiencia de estar en un lugar correcto y ver lo que sucede y saber que uno ha sido el motivador.
La vida dispara informaciones y la voluntad verdadera llega cuando uno se suelta de la obligatoriedad.
El compromiso con uno es dar lo mejor y si lo que se libera, hace bien y ayuda al prójimo, los próximos pasos a seguir, se hacen muy llevaderos.
La noche, también es parte del día.
La luna es amiga del sol que nos ilumina.
Y ese mar lleno de energía, se nos cruza, se acerca y se hace amigo.
Y un bote puede viajar solo y a la vez, llevarse lo que ya cumplió su ciclo.
Jamás ese bote, podrá llevarse lo que no ha sucedido, porque la esperanza se queda y vive a nuestro lado.
Y mirando alrededor, no estamos solos y sí, estamos rodeados por naturaleza mensajera.
Lo que veamos que se aleja, es porque está llegando lo que realmente necesitamos.
La tranquilidad toma control de la situación y todo peso, se transforma en liviandad.
Todo está en su lugar y el corazón, latiendo con buen ritmo, porque sabe que es el comienzo de algo fantástico.
MARIANO SANTORO