El camino comienza cuando tomamos la decisión de avanzar.
Una cifra puede marcar alguna pauta; hasta puede servir como señal.
Pero somos los únicos dueños de darle sentido a lo que tenemos por delante.
La visión segura para observar detalladamente lo que el destino tenga para ofrecer.
Una mente limpia para ir guardando lo que con el tiempo serán bellos recuerdos.
Pensamientos despejados para darle valor al sol que nos ilumina.
Un corazón bien fuerte y dispuesto a amar.
Un cuerpo lleno de sabiduría y con la espalda suficientemente firme para aguantar los posibles choques.
No todo camino es recto y bienvenidas sean las curvas, porque nos dan motivos para reflexionar.
Cuando nos hacemos preguntas, nuestro interior quiere saber las respuestas.
Y todo secreto se hace luz cuando nos dejamos fluir.
Fluyen las emociones sanadoras.
Fluyen los sentimientos profundos.
Fluye el deseo genuino de crecer espiritualmente, porque ahí es hacia donde nos dirigimos.
Diecisiete se presenta y lo recibimos con alegría.
Multiplicamos latidos porque conscientemente, sabemos que el camino es el correcto.
Y la fe también aumenta, porque luego del dolor, llega el aprendizaje.
Luego de la soledad, llega la mejor compañía.
Y la verdadera vida, llega cuando la esperanza se abre para dar paso a la divinidad del ser.
MARIANO SANTORO