martes, 31 de enero de 2017

Amarte

Ya alguien supo decir, amarte es un placer.
Y te hablo a vos, mi mujer eterna, mi vida.
Amarte, porque me das fuerza cada día, me haces amar cada amanecer.
Amarte hasta maravillarme, porque naces y te renuevas.
La sorpresa de que nunca sos igual y ese cambio progresivo y positivo, son los que motivan.
Amarte, hasta que sienta que todo lo que alguna vez creí perdido, fue tiempo ganado.
Belleza experimentada que trajo sus consecuencias, pero al crecer, uno valora el trayecto.
Colores que brillan y dan luz a los rincones de personas ajenas, que con deseos de juntarse, potencian esa luz.
Y la guía eterna de Dios, que brilla en cada parpadeo.
Amarte porque están en el cielo y en la tierra.
Sos cada elemento que uno pueda conocer.
Y sos la que a la vez, nos hace conocer lo más profundo de nuestro ser.
Siento que el cuerpo de derrite ante la humildad de toda la inmensidad de lo eterno.
Siento que el corazón sobresale del cuerpo hasta tocar a los que me rodean.
Siento, porque ese deseo es igual al de muchos los que miramos para aprender.
Muchas veces he hablado sobre verbos y el mejor para conjugar es el amar.
Animarnos a amar es abrir las puertas de nuestra esencia para compartir lo bueno que hemos aprendido.
Amarte es la promesa que me hago cada noche, porque me haces compañía hasta el siguiente despertar.
Amarte es la oportunidad que me doy, porque es la misión más importante que me ha tocado en la vida y desde ya, que la practico con todo el amor que vive en mí.
MARIANO SANTORO