jueves, 12 de octubre de 2017

Emanar

Cuando aprendimos a evadir los obstáculos, nos damos cuenta que hemos crecido.
Y en cada nacer, le damos sentido a nuestra existencia.
Si el corazón late, significa que estamos vivos.
Y la primavera se hace presente para confirmar que ese mismo corazón ya comienza a brotar.
Los frutos llenos de sentimientos que nos motivan e irradian una bella luz de amor.
De ese pequeño órgano comienzan a expandirse hermosas flores de emociones.
Cada una llena en su núcleo con el perfume de la esperanza.
Y trascendemos lo humano para ser más espirituales.
Las cicatrices ya no muestran marcas, porque tuvieron un proceso interno para sanarse.
Viajamos por nuestros orígenes mirando el largo trayecto y una inmensa sonrisa se apodera de nuestro rostro.
El cuerpo expresa sus vivencias y dejamos fluir de manera natural, lo que el destino ya nos anticipaba en nuestros sueños.
Inhalamos paz y exhalamos tranquilidad.
Hemos tenido nuestras propias guerras y han tenido su vencimiento.
La lección ya nos dejó la sabiduría del crecimiento.
Arrancamos las raíces de dolor ahogándolas con luz divina.
Quebramos la dureza de las palabras acumuladas que se hicieron silencios.
Hoy tenemos mucho por decir y mucho más por sentir.
Comenzamos a emanar porque el amor nos tiene reservada la mejor misión de nuestra vida.
Y nos encontramos que cada capullo, es un mimo que nuestra alma estaba pidiendo en noches llenas de deseos en esta experiencia llamada evolución.
MARIANO SANTORO