Madre naturaleza, la vida te dio una gran misión.
Amar a toda persona y anima sobre la tierra.
El cariño incondicional te fue concedido para expandirlo y darle el mejor uso.
El efecto de tu afecto para con los demás, es sutileza en su estado puro.
Tan sólo observarte y ya percibimos tu luminosa energía.
Tu mirada expresan la paz tan necesaria ante tanta carencia.
Mimos con destino hacia el alma, pero haciendo paradas en cada lugar de nuestro cuerpo.
El ser vibra ante tu presencia.
La alegría se presenta y todos nos hacemos amigos de tu magia.
Tenerte cerca es confirmar que la vida tiene su gran costado positivo.
Y la vida no se mide en un día, no alcanza para valorar tu inmenso poder.
Reconocerte y darte un día especial, es un gesto para justificar un encuentro.
Contar los instantes en que nos has brindado tu mano solidaria, enaltece al corazón.
Y los saltos de las circunstancias, nos hacen jugar hasta encontrar el camino hacia vos.
El poder del alma, llega a través del amor que emana de tu ser.
Y somos tan frágiles ante ese sentimiento, que es a la vez, lo que nos fortalece.
Y continuamos caminando y saltando, hasta llegar a lugares que sorprendan.
Sabemos que tu guía está cuando practicamos la humildad y te llamamos en silencio.
Y agradecemos mantener esta conexión que se eterniza en el nombre de cada madre.
MARIANO SANTORO