viernes, 13 de octubre de 2017

En cada esquina

En cada esquina podemos encontrarnos con las mejores virtudes de la vida.
Las puertas de oportunidades sólo se abrirán cuando nuestra humildad le de el justo valor a lo que se nos presentará.
Aprendimos a ser agradecidos porque hubo momentos en que pedimos ayuda y la tuvimos de manera incondicional.
Y la vida también nos enseñó a pedir perdón, porque algunas veces nos equivocamos.
Y cuando la ansiedad se acercaba porque queríamos que las cosas pasen según nuestra voluntad, la gran maestra fue la paciencia.
Y también tuvimos que aguantar el golpe y algo en nuestro interior nos dijo que la única justicia, es la divina.
Los instantes de soledad, han servido para ser creativos.
Y el servicio, también ha sido poder guiar a quien lo necesitaba.
Somos un eslabón en la cadena de favores y todo lo que damos, regresa y muchas veces, se multiplica.
Nos alegramos al ver que los que nos rodean están bien y mejor, gracias a nuestras palabras.
Y la confianza crece y se crea una hermosa unión.
Los tiempos ajenos son importantes y le dimos esa misma importancia a los nuestros, para no regalar tiempo a quien no lo sabe valorar.
La lealtad es nuestra buena y fiel amiga, que sabe acompañar en toda circunstancia.
La bondad nos confirmó que cada acto, tiene un motivo especial.
Y la cantidad de ayuda que podamos ofrecer, se basa en la calidad de nuestras acciones.
La recompensa llega cuando estamos preparados para dar el paso más relevante en nuestra vida y seguir creciendo.
Aceptar, es una fuerte tarea que tiene un poder maravilloso.
La generosidad no habla de lo material, sino de la espiritualidad que le damos al practicarla.
Y el mayor amor que podemos ejercer, es el respeto por nosotros mismos.
MARIANO SANTORO