La oscuridad siempre estará, pero nosotros somos los dueños de darle poder.
Si nos rodeamos de personas luminosas, potenciaremos nuestro brillo.
Todos pasamos por diversas situaciones en las que aparecen nubes muy borrosas.
Incluso los pensamientos toman un color oscuro cuando nos sentimos mal.
La mente crea e inventa cosas que nos perjudicarán, en cuanto no le demos espacio a la luz verdadera.
Juntarnos con amistades, ayuda a superar problemas.
Entretienen en momentos valiosos que se eternizan en los recuerdos.
Llegan las risas que contagian y lo malo, se desvanece.
Cuando nos corremos de lo malo, inmediatamente entra lo bueno y positivo.
No es fácil darnos cuenta si estamos mal, pero al entrar ese aire renovador, la sensación placentera nos habla.
Todo puede transformarse en una gran fiesta emocional, si nos focalizamos en tener una mejor calidad de vida.
Observar más allá de lo que nos pasa, nos acerca a las personas.
Mirar dentro de ellas, cuando nos permiten hacernos un lugar en su corazón.
Y la vulnerabilidad, también es fortaleza.
Ser parte de una luz amiga, nos invita a dar lo mejor de nosotros en cada celebración.
Las piezas del rompecabezas se van ordenando.
El tablero, cada vez mantiene su firmeza.
Y la mente se despeja para crear y valorar cada luz.
Porque el brillo interior, es lo que nos permitirá amar con todo el poder divino.
MARIANO SANTORO