En el azar de la vida, has tenido varias cartas para jugar.
Tu dulce inocencia ha permitido que el destino se presente de varias maneras.
Todo lo que era divertido, querías probar.
Y te animaste, te arriesgaste a dar pasos, algunos pequeños y otros difíciles.
Creciste con un gran baúl de valores.
Y eso, sabías que jamás lo cambiarías con gente barata.
El amor que vive en vos, no tiene precio.
Sos admirable y todo en vos, es valioso, incluso frágil.
La belleza tuvo que atravesar caminos duros, hasta convertirse en tal.
Y el don de ser madre, llegó acompañada de esfuerzo y sacrificios.
Y la vida seguía mientras crecías.
Lograste cubrirte con un halo espiritual.
Aprendiste a proteger lo que considerabas importante y único.
Y en esa elección, te alejaste de lo que dañaba.
Seleccionaste tu entorno porque sabías que merecías la oportunidad de brillar.
Lo que la oscuridad te impedía, vos pusiste tu luz interior.
Y nuevamente el regalo de cumplir.
Metas, sueños, desafíos y todo lo que aún no te atreviste a imaginar.
Y la belleza de persona que sos, es porque la divinidad que te cubre, se refleja en tu aura y eso es lo que eres.
MARIANO SANTORO