La tímida aproximación marcó el comienzo.
No es una tarea fácil destrabar años de ilusiones ficticias.
Tomamos la decisión de darle color a nuestra vida, potenciando los nuestros.
Y empezamos uniendo palabras, gustos y pequeñas anécdotas.
La presentación formal, porque lo que queremos es ser lo más confiables y sinceros.
El diálogo fluyó y entrelazamos ideas y risas.
Y sin conocernos, ya comenzamos a extrañar las palabras.
La ausencia física de abrazos, es una costumbre que tenemos dejar atrás.
Ambos queremos vincular sentimientos.
Juntar sueños y juntos, hacerlos realidad.
Ya no estamos encadenados al pasado o a historias.
El campo visual se fue cerrando para hacer foco en lo importante.
Y en el terreno del amor, queremos invertir.
Edificar todo lo que se pueda hacer en nombre del amor.
Con bases sólidas que nacen de nuestra esencia.
La edad ya tiene experiencias y aún, la humildad nos ayuda a seguir aprendiendo.
En la diminuta distancia física, lograremos darle valor al encuentro.
La velocidad no hace que lleguemos antes, ni temprano.
Todo tiene su tiempo y si el destino quiere, nosotros seremos parte de nuestra fusión.
MARIANO SANTORO