sábado, 9 de noviembre de 2019

Ayuda

Lo divertido de jugar es perder la noción del tiempo.
Valiosas horas que compartimos con esas personas que nos hacen tanto bien.
La cantidad influye en nuestro ánimo, ya que queremos seguir y continuar en los juegos que surjan.
Y mientras vamos creciendo, el círculo se suele cerrar y sólo quedan los que supieron hacerse un lugar en el corazón.
Y habrá distancia física, pero el mismo corazón sabrá encontrar la solución.
La modernidad nos mantiene al tanto y saber del otro, es traer esos momentos en los que estuvimos juntos.
El amor que se siente por alguien, es lo que nos alimenta.
Y en esa conexión no existe orgullo, sino que desde la humildad, sabemos pedir ayuda.
Todos en algún instante necesitamos esa mano que se extiende; esas palabras que saben hacer su camino hacia el alma.
Y también los silencios que acompañan un abrazo.
Las circunstancias nos llevan a tomar decisiones y desde lo humano, es probable que no todas sean acertadas.
Todo es cuestión de salir de la cárcel emocional.
De recuperar la confianza y de darle al otro, el espacio para procesar lo que le pasa y también lo que le contamos.
Hacerle saber que estamos, es una caricia que en sus propios tiempos, toma más fuerza y se reitera durante la soledad.
Todo lo que hagamos circular, regresa con mayor poder.
La empatía nos abre camino y la salida estará cerca.
Tan cerca como las miradas que nos dicen que todo está bien, que no debemos preocuparnos.
Estando en movimiento, no perderemos oportunidades.
Y siempre vamos a ganar, si sabemos pedir ayuda a las personas que se olvidarán del tiempo, para hacernos sentir mejor.
MARIANO SANTORO