La esperanza sabe de espera y comprende que todo llega cuando hay una enseñanza.
La serena tranquilidad comienza a pescar ilusiones.
Nada es casual en el puente que atraviesa nuestra vida.
Cruzarlo es parte de la experiencia.
Al igual que regalarse momentos para disfrutar del paisaje.
Compañera del corazón, amiga del alma.
Luna emocional que acaricia partes adormecidas del ser.
Despertar y florecer.
Crecer y amar.
El niño interior sale a pasear y se encuentra con el adulto que alguna vez quisimos ser.
Hay tanto por dialogar, hay mucho más por aprender.
Y ahí están las oportunidades y también aparecen aquéllos bocetos de sueños.
Todo el cuerpo vibra y se relaja, porque sabe que el momento perfecto es estar vivo.
Y el agua fluye con la energía de cada latido.
Los reflejos que vemos, son lo que somos interiormente.
La transparencia del ser humano toma valor y valora cada instante.
Y mirar a mi lado ayuda y da paz, porque hay una imagen que inspira.
Siempre es positivo tener a alguien a quien admirar.
Porque la humildad será quien nos regale los mejores obsequios inesperados.
MARIANO SANTORO