sábado, 19 de septiembre de 2020

Eternidad

La duración de un abrazo es el valor que le demos en nuestro corazón.

La importancia del afecto y la cercanía energética, que une y sella esos instantes.

La mirada que llega y sabe que se puede ver más allá de la vista.

La visión del alma, es lo que nos conecta.

Y no hay separación porque el amor de ese momento, puede durar todo el tiempo que deseemos.

La distancia física, no impide que el cariño perdure.

Y en esos abrazos, uno entrega una gran parte de su necesidad.

Los largos segundos que uno los hace interminables, hablan con el cuerpo.

La fuerza de los abrazos que se aferran a la otra persona.

La fusión entre el bien y el bienestar.

Los deseos y lo que queremos; anhelos y proyectos.

Toda relación, contiene un sabio aprendizaje.

La eternidad fluye de manera natural, cuando uno ha dado lo mejor de sí.

Y siempre podremos extrañar y eso es parte de la vida.

Aunque caminemos por calles solitarias, ese otro ser nos acompaña y vive en nosotros.

El amor que nos permite sonreír, más allá de las adversidades.

Y cada amanecer, nos abrazamos a esa nueva oportunidad en la que desayunamos gratitud.

La divinidad nos une y nos ofrece mensajes para descifrar y animarnos a jugar.

El niño interior, sabe de intensidad y de eternidad.

MARIANO SANTORO