La inocente carta de un niño que creció, hoy se encuentra en una situación especial.
La vida ha dado varios golpes y son de esos que quieren quedarse.
Ir sorteando obstáculos, ya dejó de ser un juego y la realidad, ha pegado con ganas.
Hoy observo al cielo y una potente luz brillante, es lo que me da más fuerzas.
Viajo por mis recuerdos y me veo espiando en la noche de Reyes para poder cruzarme con esas personas mágicas.
Ya la diversión se fusiona con la sorpresa, hasta que llega la adolescencia.
Y así, vamos comprendiendo un poquito mejor esto que se llama vida.
La maravillosa experiencia de disfrutar lo que nos toca y está con nosotros.
Y aprender a cruzar la calle, se transformó en saber cruzar los puentes para tener un destino tranquilo.
La noche se ilumina porque las estrellas forman y dibujan nombres.
Algunas, hasta se animan a escribir algunas palabras.
Mensajes directos al corazón.
Hoy, me rodeo de fotos que me observan y me dan paz.
Mi conversación en plural y en voz alta, ya se ha hecho una hermosa costumbre.
He logrado fabricar un nuevo estilo en mi propia existencia.
Hoy siento que la magia es real.
Me conecto con lo divino y me alimento de espiritualidad.
Siempre habrá deseos y algunos pedidos hacia el universo.
Y mis gracias, ya son amor eterno.
MARIANO SANTORO