Esa mujer que se atrevió a abrir todas las puertas que pudo y vivió demasiadas vidas.
Y aunque hubo sufrimiento y el dolor se fue desvaneciendo.
Ella continuó creciendo y transformando.
Y fue armando cada pieza, hasta recuperar la fuerza interior.
La rebeldía adolescente se hizo más latente.
Y en este presente, se anima mirar su pasado y sabe que todo le ha costado.
Pero sumó sabiduría y llega a este día que es para celebrar.
Ella sabe amar y es fiel protectora.
A veces le tocó perder, pero es buena ganadora.
La vida la premia por su esencia y le sobra paciencia.
Porque la fe la motiva y la ayuda a perseverar.
Es de buen observar y conoce de apariencias.
Y si ella no está, se nota su ausencia.
Y aunque cambie el color de su cabello, tiene el sello de la personalidad.
Digna de admirar y contagia humildad.
Le hace honor a la palabra Amistad.
Madre de un hijo y de varias mascotas y transpira muchas gotas para darle lo mejor.
En nombre del amor, ella aún quiere jugar.
El mazo tiene 50 cartas y todas son para contar.
MARIANO SANTORO