Todos mis roles se juntan a mi derredor para conversar.
Cada uno tiene su propia personalidad y son piezas importantes en el puzzle de mi ser.
Desde aquél niño inocente, pasando por el tímido adolescente.
El joven que no tenía miedo a nada y se enfrentaba a todo.
Y cada etapa ha sido una materia más por aprobar.
No en todas el resultado fue el satisfactorio, pero había que pasar de nivel.
Muchos quieren estancarse en un momento, en una edad o época, pero la sabiduría de la existencia sabe muy bien los tiempos que dura cada parte de la vida.
Creemos y confiamos en que nos irá bien.
Y le sumamos la relevancia de la voluntad.
Y todos juntos, se conectan con el exterior.
Se acercan a nosotros personas con su energía especial y hay que saber encontrar el paralelismo para que nos haga bien.
Siempre serán bienvenidos todos los que se animen a multiplicar.
Potenciar lo que hemos logrado es un inmenso placer.
Sabemos lo que merecemos cuando la humildad es un pilar tan relevante como la autoestima.
Todo acontecimiento que nos toca atravesar es una misión que tenemos por cumplir.
Prometernos que daremos lo mejor y desde la alegría, pondremos el esfuerzo necesario.
Que fluya desde el interior, el poderoso brillo de la luz divina que nos protege.
La esencia se visualiza cuando los demás, se permiten ver mucho más que la apariencia.
El universo escucha cuando el que habla es el corazón.
MARIANO SANTORO
