Ellos vivían en mundos diferentes, pero no eran tan distintos.
Cada uno había tenido sus aventuras y entre ellas, alguna travesura.
Pero la niñez ya era una etapa solamente para ser recordada.
Llegaron a la adultez, aunque habían estirado el máximo posible la adolescencia.
Y el desconcierto se cruzó con la soledad.
No estaban preparados a esto, que según ellos, les hacía mucho daño.
El laberinto emocional los hizo perder de rumbo en varias ocasiones.
Los postulantes para cubrir ese puesto tan importante de pareja, no alcanzaban el nivel deseado.
Y la causalidad virtual, los juntó.
Los momentos de presentación telefónica, duraban extensas noches y el amanecer los encontraba hablando.
Llegaron al instante en que conocerse personalmente, era el desafío y el reto a vencer.
Y fue algo muy fuerte, incluso se vieron algunas lágrimas entre los abrazos que se daban.
Y ambos, juntaban igualdades, se fusionaron en cariño y sentimientos.
Y obviamente, había expectativas.
Pequeños cruces de pensamientos, extendían la distancia que estaba surgiendo.
Y lo que ellos creían que era amor, se fue desvaneciendo.
Se consumió demasiado rápido y la soledad, había retomado su poder.
No debemos apurar las ganas y deseos, con algo que puede ser para toda la vida.
La comprensión de que todo tiene un proceso, es de vital importancia para una unión que se mantenga en el tiempo.
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#MarianoSantoro 羊