sábado, 30 de enero de 2010

Algo que nos guíe

Y alguna vez nuestro rostro se llenó de lágrimas y nos tapaba la visión.
Alguna vez, comenzamos a bajar la mirada ya que lo que veíamos nos hacía mucho daño.
Continuamos con la cabeza hacia abajo y tratamos de seguir nuestro camino. Ese que se fue complicando a cada paso que dábamos y se hacía difícil seguir.
Sentimos que los pies pesaban una barbaridad. En cada uno llevábamos varias mochilas, mucho peso que se nos fue pegando y nos costó sacarnos y decidimos seguir, porque esa es la solución; seguir, aunque nos cueste.
De a poco, tendremos que ir levantando la vista. Debemos mirar porque al mirar nos damos cuenta de lo que tenemos delante.
No hay un camino fácil, no hay nada que sea simple y eso no tiene que ser impedimento. Eso mismo nos tiene que dar el motivo valedero a continuar.
A lo lejos o a la distancia que vos mismo le quieras dar y que vos mismo te permitas ver, tendrás tu propio faro, tu propia luz.
Todos necesitamos algo que nos guíe. Esa luz que brille a cada paso que demos y que no solo ilumine cada baldosa, sino que nos permita no caer en algún pozo. La calle no está perfecta y no hablo solo del estado de la misma, sino de lo peligrosa. Al igual que la vida, tener cuidado y protegernos de todo.
Hay mucho más si tan solo te permitís ver que hay una luz al final y ese final, tan solo es el principio de algo hermoso; de un nuevo comienzo.
Y estoy seguro que tenés deseos de saber de qué se trata.
Andá a ver. Una hermosa luz te hará camino hasta llegar.
MARIANO SANTORO