Mientras haya un nuevo amanecer, debemos estar fortalecidos para enfrentar todo lo que nos tiene preparado el día.
Mientras nuestro corazón siga latiendo, seguiremos pensando que podemos amar a alguien y ese corazón se sentirá mimado, si es que es correspondido.
Al soñar, liberamos fantasías y creemos poder cumplirlas. Rebobinamos lo que nos pasó y vamos seleccionando lo mejor con enormes deseos de volver a repetirlo y no en un sueño, sino en la vida real.
Todo lo que pensamos y nuestro cerebro procesa son deseos acumulados y al llegar esa noche, que quizás se hizo extremadamente larga la jornada o varias, ya que no siempre podemos tener el merecido descanso, ya que el ritmo tan veloz nos dio vuelta todos los sentidos; pero en algún momento llega y vemos al sitio en cuestión, o sea la cama, como un gran trofeo. Ese premio que es relajarnos.
Cerrar cada pensamiento negativo y solo dejar fluir lo mejor.
Pensar y soñar. Porque en nuestro destino hay mucho si es que lo deseamos de corazón y le ponemos el alma.
Todo se cumple y los tiempos humanos son muy diferentes, pero amando lo que queremos, llega, siempre llega.
No estamos destinados a sufrir, solo que pasamos por pruebas y muchas veces son una cantidad enorme y no sabemos muy bien cómo superarlas. La fe ayuda. Seguir soñando también. Las amistades y la familia.
Y por supuesto, nosotros y todo lo positivo que venimos sumando desde nuestra infancia.
Dejate caer a la cama, cuando verdaderamente estés cansado; cansado de tanto malo y solo permitite soñar.
Hay mensajes que recibiremos y nos dará la fuerza para un nuevo día.
MARIANO SANTORO