domingo, 24 de abril de 2011

El verdadero poder de uno mismo

Entre varios aspectos que uno puede llegar a tener de positivos, uno de ellos es la personalidad.
El haber crecido de tal manera en la que no se trataba de sobresalir del resto, sino en ser creativo y diferenciarse de manera natural, cuando no es forzado, sino que es parte de nosotros.
Vamos creciendo y vemos que se nos presentan muchos problemas, sumados a la envidia de vernos libres ya que creen que ellos mismos no pueden serlo.
Todos tenemos poder; todos podemos dar alegría, amor y hacer que otra persona se sienta bien.
Nuestro abrazo, el saber escuchar, el saber que pueden confiar en nosotros, nos alimenta el alma.
No es poder mundano, ni banal.
Es poder hasta incluso curativo.
Uno sabe las cosas que nos hacen mal y quizás las hagamos y las repitamos de forma constante, pero esa inconsciencia, nos lleva a querer mejorar y cambiar.
Cuando uno exterioriza de la manera que sea, tanto hablando o por escrito, expresando que se equivocó en algo y hasta quizás sienta culpa por ello; no sé da cuenta que el sabio interno es quien nos dice que nos equivocamos.
Si uno hace algo equivocado y se da cuenta luego de realizarlo, es porque escogemos esa opción y la falta de conciencia no nos deja ver que es algo malo.
Todo tenemos sabiduría y lamentablemente le hacemos caso luego de haber hecho eso que nos hizo mal.
No es fácil poder discernir si es bueno o malo cuando vamos a hacer tal cosa, pero si en nosotros, en lo profundo de nuestro ser sabemos que vamos a equivocarnos, entramos en un masoquismo extremo.
Es probable que caigamos en varias trampas que nos ponga el destino o la misma gente que nos rodea.
Un alto porcentaje de gente que nos rodea no disfruta vernos felices, sino que les da bronca, ya que ellos mismos se imposibilitan a ser felices.
Todo está en nosotros.
Las respuestas a las propias preguntas están en nuestro ser.
La solución, el poder curativo y todo lo que sea de bienestar personal, tanto físico, emocional o espiritual; todo está en nosotros.
Somos seres de mucha luz que por momentos alumbramos muy poco.
Esa visión nublada es la que nos hace perder el camino que vemos y tenemos delante y creemos que tomando atajos, llegaremos.
Siempre se llega a algún sitio y no siempre ese destino es el que nos hará bien.
No permitamos que nos dañen.
Alejemos a la gente que nos ahoga, los que nos sacan el aire.
Respiremos aire puro y renovador.
Pongamos en nuestros pulmones aire de vida y de sanación.
Y cuando exhalemos, será amor puro.
No habrá maldad que nos frene, que se nos interponga a ser felices y a poder amar.
Miremos dentro nuestro y encontraremos mucha alegría y paz.
Y esa paz es la que nos fortalecerá para poder dar lo mejor de nosotros.
Ayudando, estando, amando.
MARIANO SANTORO