viernes, 2 de septiembre de 2011

La esencia verdadera

Es demasiado chata la crítica cuando del otro lado no se hace nada mejor.
La envidia, el ego y el orgullo suelen sacar lo peor de uno en diferentes oportunidades.
Cada uno vive en carne propia los problemas que la vida nos muestra día a día; todos, a la vez, necesitamos distraernos de esos dramas; no significa ser insensibles por no hacernos cargo de todo lo que pasa en el mundo; sino que en nuestro interior varias sensaciones nos movilizan y nos descolocan.
La impotencia humana ante la falta de justicia, nos daña.
Pero con negatividad no se sale de la negatividad.
Con golpes, no se sale de ser víctimas golpeadas.
Con rencor no se sale del odio que uno expresa al insultar al otro.
Todos podemos ser simples gusanos y quedarnos en esa postura fácil en vivir criticando todo lo que se hace.
Pero cuando nos permitimos mutar y ser libres, transformar lo feo en belleza; lo simple en hermosura; cuando vemos crecer los logros que el destino nos ha dado; ahí es cuando experimentamos una plena felicidad.
La esencia verdadera está en ser sinceros, en demostrar quienes somos en realidad.
Ese núcleo que nos permite ser los mejores seres humanos de todo el universo, ese gen de ser buenas personas, lo tenemos todos; nadie ha discriminado o dividido quién sirve y quién no.
Todos podemos ser quien queramos ser.
Si elegimos ser buenas personas y hacer obras a todo nivel, sin lucrar; vamos por el mejor camino que podamos transitar.
Si optamos en quedarnos a mirar lo que el otro logra y le tiramos palos mientras camina; te aseguro que ese camino es el equivocado.
Todos queremos ser felices y la única manera de serlo, es siendo buenas personas.
Si miramos con los ojos del amor, encontraremos infinitas bellezas a nuestro alrededor.
Si nos cerramos a la realidad, la mente finita te cierra a miles de chances de ser un mejor ser humano.
Ser, esencia, corazón, alma, sinceridad, verdad, amor; son siete palabras que nos acompañan hacia un genuino camino de felicidad.
Rencor, odio, mentira, orgullo, soberbia, ego, maldad; son las siete palabras que enceguecen y te hacen vivir una vida sin progresos y sin paz interior.
Nada queda de una queja ajena y de alguien anónimo.
La inseguridad personal puede hacer tambalear cualquier cuerpo; pero cuando uno camina con tranquilidad y sabe que sus obras son bondadosas; eso te enaltece y tu cuerpo expresa alegría.
Y para hacer obras de caridad o preocuparse por el prójimo, se hace desde la humildad; no vendiendo una personalidad falsa.
Si en tu corazón hay amor ... porqué no lo usás?
Hacer maldades y criticar lleva mucho tiempo y ese tiempo puede ser útil y provechoso para millones de cosas.
La adultez no pasa por tener más edad que otro.
La educación no pasa por haber ido al colegio.
La sabiduría de Dios es la salvación del hombre.
Yo sigo al único Dios que me permite vivir cada día y me muestra lo feliz que puedo ser simplemente queriendo ayudar al otro.
MARIANO SANTORO