domingo, 25 de septiembre de 2011

Siguiendo el camino

Nuestro destino es lo que tenemos delante.
Cuando nos permitimos ver toda la inmensidad que está delante nuestro y que a su vez nos sorprende y nos emociona de transitar ese camino; es porque seguimos algo; tanto sea llamado libertad, corazón o fe, de que hay mucho más por conocer.
Todos alguna vez nos perdemos; todos tomamos rumbos equivocados; pero jamás tenemos que perder el camino.
Tenemos las ganas de ser felices, tenemos la vida para vivirla; para caminar y para descubrir.
Al descubrir; descubrimos secretos escondidos en nuestro ser.
Ese camino que nos lleva a nuestra esencia, a nuestra pureza absoluta.
Alguna vez nos sentimos vacíos y llenando espacios que no nos llenaban y perdimos nuestro norte; pero mediante la fe y seguir nuestros instintos sanos, se logran muchas cosas, entre ellas, la salida a la luz de la verdad, de ver realizar sueños y proyectos; de ver gente feliz a nuestro alrededor que nos marca, que nos guia en el mismo camino que elegimos.
Tengamos la mente puesta en algo que queremos con todo nuestro ser y vayamos por eso.
Cuando lo vamos imaginando, va tomando forma y de alguna manera, lo vamos haciendo real.
Tenemos dones, tenemos poderes y podemos hacer mucho cuando nuestra vida va por el camino correcto; a cada paso nos liberamos de cargas negativas y vamos transformando lo malo en bueno y experimentamos sensaciones de felicidad, de bienestar ya que lo que hacemos, es lo correcto y nos lo hacen saber cada día, en cada movimiento que hacemos.
Somos lo que tenemos ganas de ser.
Somos lo que soñamos hacer real y en esa realidad es la que vivimos, donde lo que tenemos como imposible es no intentarlo.
Todo es aceptable, menos lo que nos quiere alejar de lo que somos.
Todo se puede hablar, si hay 2 personas preparadas a escuchar.
Todo es una fantasía que podemos convertirla y ese mundo soñado, es el que estamos caminando.
Toda guia nos acerca.
Todo lo positivo es adelantarnos más y más hacia ese lugar que vamos.
En cada camino podemos levantar la vista y llenarnos de lo que recibimos.
Y que ese cielo que está como techo de ese camino que elegimos, nos ilumine para no desviarnos jamás.
MARIANO SANTORO